Sylvie Riesco Bernier: “La lactancia es un canal de comunicación y lazo de relación que hacen que la crianza gane otra dimensión”

 

Para Sylvie Riesco Bernier, asesora de lactancia y autora de La magia de la leche. Historias de amor con mucho sabor, el apoyo de madre a madre y la información basada en la evidencia y el respeto son claves para que tanto la crianza como lactancia sean experiencias más satisfactorias.

 

Por Diana Oliver

En 2015 la asesora de lactancia Sylvie Riesco publicaba La magia de la leche. Historias de amor con mucho sabor (La casita de la Paz), una guía de lactancia y crianza de madre a madre, y en la que también se ofrece conocimientos más teóricos o científicos de expertas en la materia, nacida para llevar información y apoyo a las mujeres que desean amamantar a sus criaturas. “He tenido la suerte de crecer como madre en un grupo de apoyo a la lactancia y la crianza, rodeada de matronas, enfermeras y asesoras de lactancia, pero sobre todo, de mujeres con muchas experiencias distintas, decidí escribir un libro a modo de “grupo de apoyo en diferido”, para que cualquiera que lo deseara, pudiera acercarse a la lactancia materna, comprender todo lo que significa esa opción y sentirse identificada al retratar la historia de más de 15 familias distintas pero todas de carne y hueso”, explica su autora a Madresfera. Historias de lactancias con gemelos, lactancias mixtas, lactancias con mamás que sufren las temidas grietas o mastitis pero también las que conviven con alguna enfermedad crónica o incluso con el duelo perinatal. Historias de vida de las que aprender condensadas en menos de 200 páginas.

Dice Ibone Olza en el prólogo que se agradece la sinceridad del libro en estos “tiempos de edulcoramiento artificial”. ¿Idealizamos aún todo lo que gira en torno a la maternidad?

El libro cuenta historias reales con mucho amor en todas ellas pero con la naturalidad y honestidad que rodea a cada una. Claramente hay mucho edulcorante hoy en día y puede que ése sea el motivo que haga que haya mucha frustración en torno al tema. Creo que hay dos hechos que favorecen esa idealización: por una parte, hoy en día muchas somos madre después de no pocos avatares (largas esperas, abortos, técnicas de reproducción asistida) y eso hace aún más que esperemos con gran expectación al recién nacido. Por otra, te dicen maternidad y/o lactancia y te ves (como en mujeres famosas en los medios, como en la publicidad de puericultura) tranquila, con un bebé en brazos o al lado, durmiendo mucho y solito, tú hasta guapa y con la mejor de tus sonrisas. Y, a los pocos días de tener a tu bebé en brazos, te sientes cansada porque llevas dos o tres días sin dormir bien, con la subida de la leche, las visitas que no acaban, las opiniones que se multiplican y un bajón hormonal que te hace pensar que no sabes, que no puedes, que esto no es para ti, que a lo mejor no lo deseabas tanto o que te has equivocado. Cuando abres la puerta de tu corazón y de casa y compartes lo que sientes con otras mujeres y madres que han pasado por ello y escuchas un “ah sí, a mí me pasó esto”, o “es normal”, sientes el mayor de los alivios. No se trata de tapar o edulcorar. Se trata de contar precisamente lo que rodea a la lactancia y a la crianza.

Hablas en él de lactancia, pero también de maternidad, de crianza. No sé si libros como el tuyo pueden recuperar un poco ese conocimiento que siempre se ha transmitido de madre a madre y que poco a poco se ha ido perdiendo. Muchas mujeres cuando van a ser madres no están familiarizadas con las prácticas y experiencias de la lactancia porque éstas se encuentran invisibilizadas socialmente. ¿Qué opinas?

Me gusta pensar que nacer como madre es convertirse en un ser único para tu cría, pero también es pasar a ser miembro de un clan de muchas otras mujeres, unidas por una experiencia de vida: la de parir y criar. Hace años, vivíamos de puertas para afuera. El mercado, la puerta de casa o el descansillo eran escenario de charlas interminables donde se pasaba el saber de unas a  otras. Las familias no nucleares y la convivencia de varias generaciones hacía que abuelas, madres e hijas compartieran el saber y lo multiplicaran. Hoy, vivimos de puertas para adentro. Es curioso cómo en la era de la comunicación, estamos más incomunicados con el entorno más próximo y es difícil encontrar foros de intercambio, de ahí la importancia de los grupos de apoyo. En las redes sociales, hay una buena fuente de intercambio e información, por supuesto. Existe una retroalimentación inmediata que responde a las necesidades del momento. Pero, los libros no han dejado de ser importantes. Para muchas mujeres, es la forma perfecta de llevar en la mano una guía de lactancia y crianza, ordenada por temas y con la garantía de combinar información y experiencias reales conservando el anónimato. En la Magia de la Leche, está la información de los profesionales, la experiencia de muchas familias y, según sus lectores, su lectura es como estar escuchando las voces de una amiga, una vecina, y de en muchas ocasiones, verse en el espejo.

Como bien dices, La Magia de la Leche no es sólo una guía de lactancia porque ésta no se entiende en el sentido estricto del amamantamiento como forma de alimentación. La lactancia es un canal de comunicación y lazo de relación que hacen que la crianza gane otra dimensión. No es casualidad que la lactancia materna se acompañe de opciones como el porteo o el colecho, la alimentación autoregulada (baby-led weaning), el tándem entre hermanos o incluso el destete tras lactancias “indefinidas” (no me gusta el término “prolongada”).

 

 

La importancia del apoyo de madre a madre

¿Por qué dirías que son importantes los grupos de apoyo a la lactancia?

Un grupo de apoyo no es un consultorio. Es una forma de acoger a cualquier madre que necesite apoyo e información, que desee contar lo que le ocurre y preocupe y/o desee escuchar a otras madres. Un grupo de lactancia y crianza proporciona el entorno favorable de intercambio de madre a madre, de escucha de preocupaciones que a los ojos ajenos a veces no se atienden, de información contrastada (con matronas, enfermeras, asesoras, documentación) donde se traslada el saber de boca a boca como antaño y que respeta cualquier opción acompañando.

En un grupo de lactancia y crianza, la asesora suele entremezclarse con las demás madres pero tiene cierta información o saber más específico. Con la mayor de las dulzuras, con el tacto que una recién mamá necesita, pero con la mayor naturalidad posible, asesora e informa. En el libro, se entrevista a varias de las fundadoras de grupos de lactancia como LACTARD, y a modo de receta, recoge las herramientas de las que disponen para acompañar, ayudar y caminar al lado de las mamás recién paridas y puérperas. Esta labor la realizan estas madres y asesoras de forma gratuita por convicción de lo que de verdad importa en la crianza de nuestros hijos y lo hacen con un inmensurable amor hacia los protagonistas: los bebés. Tengo el honor de llevar seis años acudiendo a este grupo, y los tres últimos hacerlo en calidad de asesora.

¿Qué beneficios aporta a una madre acudir a un grupo? ¿Son más sencillas las lactancias de quienes tienen ese apoyo?

En soledad una puede creer que está fracasando porque no se puede relativizar. Cuando se comparten las dudas o preocupaciones, mengua la ansiedad y agobio. Está comprobado que las madres que viven la maternidad en grupos de apoyo y rodeadas de una tribu sufren muchísima menos ansiedad o depresión, se sienten seguras y empoderadas y esto revierte directamente en la tranquilidad de los bebés.

Desde mediados del siglo XX hasta hoy la cultura del biberón casi ha destruido la cultura del amamantamiento  en países como España. ¿Cómo recuperar la cultura de la lactancia materna?

Creo que visibilizando, hablando, escribiendo, contando, cantando o recitando la lactancia materna. Estamos en camino. En los últimos años se lee y escucha mucho más al respecto. Se da el debate (aunque sólo sea eso). Soy optimista. Pero soy consciente de que queda un trecho por recorrer: cuando los niños jueguen a ponerse su muñeco en el pecho con un trozo de tela en vez de simular que les dan el biberón, cuando la palabra “teta” no sea sinónimo de esa parte del cuerpo sexy sino equiparable a dar leche, cuando no sintamos que tenemos que justificar o explicar el porqué de esta opción que es amamantar sin restricciones (en tiempo y lugar), cuando no haga falta hablar y simplemente podamos actuar sin miedo a incomodar, entonces se habrá hecho presente la cultura del amamantamiento.

 

 

LactanciaMaterna: información, apoyo y respeto

Información, apoyo y respeto. ¿Dirías que es importante este trío para una lactancia exitosa?

Exacto. El éxito no radica en que la lactancia sea materna exclusiva o no, en que dure un tiempo u otro. Radica en que cualquier decisión esté tomada de manera informada, que la madre sienta que tiene el apoyo de su entorno más cercano pero también de los profesionales de la salud y que cuenta con el respeto de los que la rodean, sin juzgar o presuponer.

En el libro recoges los “lacta-mientos” para una lactancia para que sea posible. Las condiciones actuales a nivel laboral chocan con este derecho reproductivo: 16 semanas de permiso de maternidad no alcanzan a cubrir ni los seis meses de exclusiva. ¿Cómo garantizar este derecho?

Puede que esta sea la mayor incoherencia que exista en este ámbito: una licencia de 16 semanas con alguna más de lactancia (según convenios) pero una indicación de la AEP, la OMS y UNICEF que explicita que los primeros 6 meses de vida debe haber una LM exclusiva y hasta el año, ser el principal alimento del bebé (siendo el resto, alimentación “complementaria”). Al estar en un grupo de lactancia, he visto cómo la necesidad y el deseo de las madres a continuar la lactancia materna ha dado pie a la creatividad y a encajes de bolillos…Habría que plantearle a esta sociedad por qué tantas madres, al serlo, dejan de trabajar en un puesto remunerado, cambian de trayectoria profesional o se reinventan con el fin de compatibilizar su vida personal, familiar y profesional…

Supongo que garantizar ese derecho radica en nuestra constancia y perseverancia. Confío en que seguir en este camino sin cansarnos, demostrando que es un derecho que nos deben, que esto revierte en la salud de todos (y no sólo en salud) terminará, algún día por traducirse en un permiso compatible. Hasta entonces, criar en tribu es la única solución.

Me planteo también si la LM forma parte de los cuidados, ¿hasta qué punto valoramos los cuidados en nuestra sociedad?  ¿Necesitamos un cambio en este sentido para una sociedad más justa?

Totalmente de acuerdo. La sociedad también la hacemos nosotras y debemos luchar y exigir esos cuidados, desde las asociaciones de mujeres, las manifestaciones culturales, los grupos de apoyo a la maternidad, lactancia y crianza…

 

Autor entrada: Diana Oliver

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