Alrededor del 80% de nuestras emociones, sensaciones e información que nos llega del entorno lo hace por la ruta visual, de ahí que sea considerado el sentido más importante y haya que prestarle gran atención, tal y como ya comentamos en la importancia de cuidar la salud visual.
Y al igual que debemos cuidar nuestra vista para prevenir problemas futuros, debemos hacer lo propio con la de nuestros hijos.
Tengamos en cuenta los siguientes datos:
- Uno de cada cinco menores de 12 años tiene problemas de salud visual
- El 30% de los casos de fracaso escolar están relacionados con problemas en la visión
- Solo uno de cada 3 padres nunca lleva a sus hijos a revisión de manera regular
(Estudio: “El estado de la salud visual infantil en España”. 2016-2017. Asociación visión y vida)
La visión binocular, entendida de manera muy simplificada, es la capacidad innata para ver el mundo que nos rodea en tres dimensiones, permitiéndonos calcular mentalmente las distancias que nos separan de los objetos y situarnos en el espacio, por lo que resulta sumamente importante para nuestra calidad de vida. Es imprescindible para una buena coordinación motora o sensorial, y los problemas relacionados con la misma se manifiestan en dolores de cabeza, mareos, visión doble, vértigos anormales, etc. Traducido a tareas cotidianas dificulta fijar la vista de forma prolongada en un libro, escribir, incluso se manifiesta en problemas de equilibrio a la hora de caminar o correr.
Estos problemas pueden hacer que los niños vayan dejando de realizar algunas actividades con el resto de sus compañeros como determinados juegos en el recreo, e ir poco a poco aislándose, lo que acaba afectando a su autoestima (“¿Por qué ellos pueden y yo no?”).
No hay que minimizar la importancia del cuidado de la visión. Aunque “no duela” es fundamental llevar a cabo revisiones parar corregir problemas que pueden empeorar con el tiempo. Cuando la solución implica gafas o parche, según la edad de los menores puede ser un paso durísimo, y no debemos infravalorar sus emociones al respecto. Debemos normalizarlo y si es necesario hablarlo con los profesores.
¿Cómo sabemos que puede haber problemas de salud visual?
Estos serían algunos de los indicadores:
- Enrojecimiento de los ojos
- Parpadeo excesivo
- Aparición de picor, escozor y lágrimas
- Una mala postura del cuerpo o cabeza al mirar de frente
- Cefaleas durante o después de realizar actividades en distancias cercanas
- Fruncir el ceño o taparse el ojo cuando lee o estudia
- Dificultades para ver bien la televisión o la pizarra
- Excesiva sensibilidad a la luz o fotofobia
- Seguir la lectura con el dedo
- Inversión de palabras, saltarse el renglón
- Falta de concentración
- Error en la copia y una pobre caligrafía en relación a lo esperable
- Pasos en falso o caídas constantes
Ante cualquiera de estas señales se hace prioritario visitar al profesional para detectar y corregir de manera temprana cualquier patología.
¿Qué podemos hacer para prevenir problemas de salud visual en los niños?
- Realizar las revisiones pertinentes
- Fomentar el juego y las actividades al aire libre
- Fomentar los juegos de memoria visual
- Eliminar el sedentarismo
- Limitar el uso de dispositivos electrónicos
Con respecto al uso de estos últimos no es que sea malo, y no es cuestión de evitarlos, PERO sí podemos y debemos controlar la exposición, hacer que los niños sean creativos, se interrelacionen con otros niños, que su tiempo de ocio no dependa de la electrónica. El verano es un momento especialmente propicio para dar rienda suelta a la imaginación de los más pequeños y generar alternativas.
En conclusión, es fundamental la prevención, respetar el descanso visual y hacer caso de las recomendaciones de los profesionales.
