Pedro Gargantilla (1972) es médico, escritor y divulgador científico. Colabora en diversos medios de comunicación y ha participado en documentales como El hechizo genético de los Austrias (2015). Ahora, la editorial La esfera de los libros acaba de publicar su segundo libro, Historia curiosa de la medicina, en el que recopila y reflexiona acerca de las prácticas médicas de otras épocas. Dice que fue José Antonio Vallejo-Nágera quien hizo que se enamorase allá por los 80 de la historia con la visión de un psiquiatra, ahora él ha hecho de la historia de la medicina su pasión.
Eres médico y divulgador, ¿de dónde viene de tu vocación historiográfica?
Se la debo a José Antonio Vallejo-Nágera, en la década de los ochenta me fascinó su peculiar forma de ver la historia y sus protagonistas con la visión de un psiquiatra. En mi caso he conjugado la historia con la mentalidad de un internista.
¿Qué vamos a encontrar en ‘Historia curiosa de la medicina’?
Una Historia de la medicina diferente, de entrada no es la clásica visión longitudinal empezando en la prehistoria y terminando en nuestros días. A lo largo de los dieciocho capítulos se analiza de una forma transversal, uniendo la medicina a la religión, a la literatura, a la serendipia… Está plagada de anécdotas y curiosidades, con la intención de sembrar en el lector el germen de nuevas búsquedas bibliográficas o literarias.
En el libro recoges prácticas médicas de otras épocas como la trepanación, consistente en un agujero en el cráneo con una finalidad mágico-religiosa, y que se remonta 3.000 años antes de Cristo. ¿Cuál dirías que es la práctica más sorprendente de todas las que has encontrado?
Una de las más curiosas era la hepatoscopia. Una práctica que se realizaba en la antigua Mesopotamia y que consistía en sacrificar un animal, analizar su hígado y del estudio del mismo diagnosticar al propietario de una enfermedad. Obviamente, las posibilidades de acierto eran nulas.
¿Qué destacarías de la profesión médica a lo largo de la historia?
Se ha caracterizado por la curiosidad, en las primeras civilizaciones recurriendo a soluciones mágico-religiosas, ya que no tenían otras opciones, y más adelante buscando explicaciones más científicas. En mi opinión el verdadero motor de la profesión ha sido la curiosidad.
Si la medicina es tan antigua como la humanidad, ¿por qué se considera a Hipócrates el padre de la medicina?
Hipócrates, que vivió allá por el siglo V a.C, fue el primero en explicar las enfermedades sin recurrir a las divinidades. Hasta ese momento las enfermedades eran contempladas como un castigo divino.
Dedicas un capítulo a la mujer y la medicina en el libro. ¿Quién dirías que es una de las mujeres más influyentes en la historia de la salud y la medicina?
La mujer ha estado relegada a un segundo plano durante siglos. Una figura que brilla con luz propia es, sin duda, Florence Nightingale, la fundadora de la enfermería moderna. Un personaje que vivió en la segunda mitad del siglo XIX y que gracias a su contribución el número de muertos en la Guerra de Crimea fue mucho menor del esperado.
Te pregunto lo anterior porque en el capítulo siguiente, dedicado a médicos famosos, no aparece ninguna mujer. ¿Por qué no incluir en él figuras como Metrodora, Elizabeth Blackwell o Francoise Barré-Sinoussi?
Muy buena pregunta, en este capítulo trataba de que los médicos que se presentaban fueran sobradamente conocidos por el lector profano, aunque no supiera ubicarlos en la línea del tiempo o conociera su contribución.
¿Cuál dirías que ha sido el mayor avance de la medicina en los últimos 100 años?
Sin duda alguna la aparición de antibióticos. A partir del descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming se pudo combatir con éxito las enfermedades infecciosas como nunca antes había sido posible.
¿Hacia dónde crees que camina la profesión?
Hacia una medicina a la carta. A medio-largo plazo se podrá realizar un tratamiento individual basado en datos objetivos a partir de su genoma. De esta forma los tratamientos podrán ser más eficaces y con menos efectos adversos.
