Me pareció ver una falsa terapia: La trampa de los enteógenos con Mati Matarredona

Vuelve la sección dedicada a identificar y explicar el origen de falsas terapias que nos rodean con Mati Matarredona.

Escucha aquí el podcast y tienes toda la información y fuentes abajo.

La trampa de los enteógenos

La única regla del club Eleusis es no hablar del club Eleusis

Hay una reciente charlatanería basada en un palabro que se inventó un filólogo, y que un banquero y un químico ensalzaron estando de parranda, bueno, no es tan así, pero hace décadas estos tres “emprendedores” se pusieron de acuerdo para contemplar un consumo de hongos psicotrópicos como algo muy occidental espiritual. Hoy eso está dando mucho lucro a gurúes modernos que han visto un nicho de mercado suculento.

El inicio

La arqueología y la antropología referente a las plantas que alteran la conciencia humana, conciencia entendida como ese estado fisiológico del sistema nervioso que varía según el dominio temporal y espacial de sus operaciones neuronales, permitiendo finalmente la aparición de conductas complejas, deliberadas y con asunción de responsabilidad, tiene unas raíces cortas, hace pocas décadas que se estudia con rigor esa parte de los humanos. A lo largo de la historia del Homo sapiens el consumo de plantas sea para curar, sea para ponerse en contacto con “dioses”, para hechizar, e incluso para matar, ha sido una constante.

El pensamiento mágico supersticioso y el Homo sapiens han estado unidos, se ha llamado magia o milagro a todo aquello que no podía ser explicado de manera racional, aquello que superaba los conocimientos del momento. El uso y consumo de plantas con potentes alcaloides, así como distintos fermentos de las frutas, puede que hayan proporcionado muchos mitos y desparrames de imaginaciones durante milenios. 

La cultura es el conjunto de creencias, actitudes, valores, costumbres y pautas de comportamiento de una comunidad humana, que son transmitidos por aprendizaje social, suelen ser características de una zona geográfica, y ha dado algunas ideas místicas de la realidad cotidiana de algunas comunidades. Entre algunas costumbres el uso y consumo de sustancias que pueden producir estados alterados de conciencia pasa por diversas formas, desde fermentos de frutas, mezclas de varias plantas, uso del hongo cornezuelo del centeno y más.

Vamos al ajo 

Si hay un término que ya nació atrofiado es el término “enteógeno”. En un arrebato de “algo” se inventaron (un banquero, un filólogo y un químico) ese concepto, entre otras cosas, da lustre al consumo ocioso de neurotóxicos. Se considera enteógeno aquellos brebajes u hongos que se consumen y que se asume poseen un poder alucinógeno que presuntamente proporciona una experiencia divina, pero claro, para proporcionar experiencias divinas, tienes que creer en divinidades. El término fue popularizado por un libro publicado en 1979. 

Han vendido que el término enteógeno significa dios dentro y que con el consumo de neurotóxicos psicomiméticos se accede a ese dios interior, o más o menos. Sí, nos han vendido que la planta, hongo o sustancia, con capacidad de producir alteraciones de la conciencia, lo que llamaron enteógena son sustancias psicotrópicas de toda la vida, viene a ser como una hierofanía, eso es, un acto de manifestación de lo sagrado en una realidad profana. Y montaron una cultura new age en torno a esto.

Los psicotrópicos son los medicamentos u otras sustancias, la mayoría derivadas de vegetales, que afectan el funcionamiento del encéfalo y provoca cambios en el estado de ánimo, la percepción, los pensamientos, los sentimientos o/y el comportamiento. 

Los protagonistas

Robert Gordon Wasson (1898-1986) es considerado un pionero de la etnomicología. Bien, este señor fue vicepresidente de relaciones públicas de JP Morgan & Co (institución bancaria comercial y de inversión estadounidense) en 1943. Las defensas que había realizado a personas con apellido Morgan de supuestos cargos de especulación, intentar influir en historiadores y hacer libros sobre estas defensas fueron el aval para que adquiriera ese puesto laboral tan significativo. En fin, que era todo un partidazo de las altas esferas sociales de USA del momento. Y como tenía mucho tiempo libre entre defensa y defensa de especuladores le dio por jugar a la micología, esa parte de la botánica que estudia los hongos. Es más, lo consideran el iniciador de la etnomicología, una rama que estudia  las relaciones entre los pueblos y los hongos.

En 1926 Robert Wasson se casó con Valentina Pavlovna y cuenta la leyenda que fue en un paseo, durante su luna de miel, que vieron algún tipo de hongo y que lo consumieron, Wasson no estaba acostumbrado a su consumo, y le llamó la atención que en Rusia, origen de su mujer, sí se consumía este producto desde hacía milenios, es más, Valentina conocía algunos hongos con sustancias alucinógenas, pues bien,  el tipo de hongo que consumieron parece que era lisérgico y a partir de ahí fue cuando empezaron a estudiar usos y costumbres del consumo de hongos y otras sustancias lisérgicas en el planeta y le pusieron el nombre de sustancia enteógena porque “consideraban que consumir ese tipo de hongos daba acceso a dios”. El amigo filólogo del matrimonio, Carl Ruck, profesor de griego de la universidad de Boston, propuso el término enteógeno como alternativa a los términos que se manejaban como alucinógeno, psicodélico, psicomimético, etc.

Siguieron la etimología de enteógeno vemos: 

  • en (dentro),
  • theos (Dios), 
  • genos (sustancia); 
  • donde en-theos refiere a inspiración divina, a entusiasmo.

Así que a lo largo de los años escribieron varios libros entre ellos “El camino de Eleusis”. Una solución al enigma de los misterios”, vaya nombre más redundante, en colaboración con Albert Hofmann, (Albert Hofmann fue el que aisló el ácido lisérgico, la dietilamida de ácido lisérgico, sintetizado a partir del cornezuelo del centeno), Robert Gordon  Wasson, al que ya conocemos, y Carl Ruck (filósofo estadounidense que estudió las sustancias lisérgicas en el Mundo Clásico), es un ensayo sobre el uso de sustancias lisérgicas en el templo de Eleusis, en la Grecia Clásica. Está centrado en el empleo de alcaloides del cornezuelo del centeno, se ha convertido en una referencia del empleo de sustancias lisérgicas en religiones antiguas. Pero vamos, repito, para todo esto hace falta considerar y creer que hay un creador y que ha puesto esas sustancias naturales para “encontrarlo”.

El libro empieza así:

Enteógenos (“Dios dentro de nosotros”): sustancias vegetales que, cuando se ingieren, proporcionan una experiencia divina; en el pasado solían ser denominadas “alucinógenos”, “psicodélicos”, “psicotomiméticos”, etc.,  términos que pueden ser objetados seriamente. Un grupo encabezado por el estudioso de Grecia Carl A. P. Ruck  propone “enteógeno” como una designación que llena por completo las necesidades expresivas y que además capta de manera notable las ricas resonancias culturales evocadas por dichas sustancias,  muchas de ellas fúngicas, en vastas regiones del mundo durante la pre y protohistoria.

Por décadas algunos han comprado este término con esta definición tan mística.

Pues a Carl A. P. Tuck se le puso entre ceja y ceja que lo que se conoce por “Los misterios de Eleusis”, una festividad griega con origen mil años a.d.e., “en la que los hongos lisérgicos y el propio cornezuelo del centeno tenían un papel principal”.

Con esos ingredientes pusieron más enigmas a los misteriosos secretos de un mito del Mundo Clásico. (Los misterios de Eleusis, uno de los cultos de misterio más importantes de la antigua Grecia, deben su nombre a Eleusis, una ciudad a unos 20 kilómetros de Atenas. Las festividades se celebraban en honor a Deméter y su hija Perséfone dos veces al año, coincidiendo con el otoño y la primavera. Parece ser que se cuenta el origen de los cambios en las estaciones del año).

Para todo esto hace falta considerar y creer que hay un creador/dios y que ha puesto esas sustancias naturales para “encontrarlo”.

Volviendo a los misterios de Eleusis,  era un ritual de iniciación que se celebraba desde el 1500 a.d.n.e. hasta el S IV de nuestra era, cuando fueron clausurados por el cristianismo, se ha creado una leyenda actual en la que se indica que los que participaban en este evento festivo podrían tener encuentros con dioses a través de una bebida con algún ingrediente como el cornezuelo del centeno. Había dos tipos de Misterios: los menores celebrados en primavera (que consistían en ayunos, purificaciones y sacrificios) y los mayores celebrados en otoño. Los iniciados pasaban la noche en una gran sala llamada Telesterion, y tomaban una pócima “sagrada”, el kykeon. Los ingredientes de esa poción es lo que ha constituido un secreto durante 4 mil años. Esto es lo que se sabe, el resto ya es especulación botánica, filosófica, religiosa y demás disciplinas humanas. 

En otro libro que escribió Wasson “La búsqueda de Perséfone. Los enteógenos y los orígenes de la religión”, 1994, (como vemos, el palabro enteógeno está ahí como una constante con todos sus representaciones mentales que evoca eso de dios generado dentro). 

Para Gordon Wasson el culto al hongo es la más antigua de las devociones humanas. En este libro se explora una hipótesis que supuestamente une la botánica, la antropología, la mitología y la espiritualidad. Se inventan una aventura antropológica que reconsidera el punto de origen de los rituales espirituales.

Expone que los psicotrópicos/alucinógenos/psicodélicos/psicotomiméticos están en el origen de las religiones, desarrolla hipótesis de que diversas plantas con propiedades alucinógenas han sido utilizadas como parte de complejos sistemas mágico-religiosos y de métodos de sanación psicoespiritual.

Considerar que los alucinógenos nos ponen en contacto con dios para describir embriagantes chamanismos, y alabar sustancias productoras de éxtasis, vende. Éxtasis entendido como la separación del alma al cuerpo, un fenómeno intrínseco al cerebro humano, o eso dicen.

A finales de 1945, la agencia de inteligencia norteamericana (CIA), se interesaba en las investigaciones sobre drogas psicotrópicas con miras a su aplicación en una posible guerra química contra la Unión Soviética. En poco tiempo, esto llevaría a la circulación descontrolada de sustancias alucinógenas como el LSD y otras drogas que culminaría en los años 60 con la psicodelia hippie.

El despertar en México

Seguimos con el matrimonio Robert Wasson y Valentina Pavlovna. Robert desde 1953 viajó a México repetidamente. El inicio fue una carta de R. Graves (escritor y erudito británico) que envió a los Wasson, un recorte de prensa en el que se mencionaba un artículo de R.E. Schultes sobre rituales con hongos en un pequeño pueblo oaxaqueño.

Tras varios viajes de sondeo a tierras mexicanas, en la noche del 29 de junio de 1955 Robert fue admitido a una velada con hongos sagrados bajo la guía de la mítica María Sabina.

María dio a conocer a Robert Wasson el alcaloide triptamínico llamado psilocibina presente en los hongos que usaba María para conectar con experiencias visionarias.

La curandera mazateca María Sabina ha pasado a la historia por ser la Gran Sacerdotisa mexicana de los hongos alucinógenos. Falleció en 1985, salió en la revista Life en 1957, a partir de ahí miles de personas se interesaron por el uso de los hongos alucinógenos de México. María Sabina llamaba a los hongos alucinógenos sus “Niños Santos”.

De estas experiencias sacaron el libro publicado en 1968 es: “El hongo maravilloso: Teonana’catl”  

Este libro está dedicado a las investigaciones etnomicológicas en tierras mexicanas de R. Wasson. Cuenta el encuentro famoso con María Sabina y una narración de las veladas chamánicas con estos hongos y hasta estudia el empleo de los hongos en las antiguas culturas mesoamericanas.

El Teonanácatl es el hongo sagrado para los antiguos aztecas. El Teonanácatl u hongo sagrado es parte de los hongos psilocibios de México, conocido desde los tiempos previos a la conquista española, su nombre científico es Panaeolus campanulatus var. sphinctrinus, aunque es mejor conocido por la mayoría como Psilocybe mexicana. Los hongos alucinógenos eran un alimento sagrado para los aztecas, al que identificaban como carne o alimento de los dioses, les provocaba alucinaciones y visiones de las deidades que veneraban. Teonanacatl ,cuya etimología proviene de las voces teotl, “Dios”, y nanacatl, de nacatl, “alimento”.

Este libro comienza así:

¡Éxtasis!  nuestra mente se remonta al origen de esta palabra. Para los griegos Ekstasis significaba la salida del alma procedente del cuerpo. ¿Puede encontrarse mejor palabra que está para describir el estado de ánimo bajo los efectos de los hongos alucinógenos?  En lenguaje corriente, para los muchos que no lo han experimentado, éxtasis es pasárselo bien, y a menudo me preguntan por qué no ingiero hongos todas las noches. Pero  éxtasis no es pasárselo bien, pues tu propia alma es prendida y sacudida hasta el estremecimiento y nadie elige voluntariamente experimentar ese incontaminado temor reverencial a vagar suspendido en el aire a la puerta de la divinidad. 

Las cosas del Psilocybe caerulescens.

El químico suizo Albert Hofmann, junto con el técnico de laboratorio Hans Tscherter aisló por primera vez en los laboratorios Sandoz la psilocina y la psilocibina a partir de hongos alucinógenos en 1959. La psilocibina y la psilocina fueron aisladas por primera vez en 1958 de la seta Psilocybe mexicana (HOFMANN et al.1958).

Se ha aislado en forma cristalina el principio activo de Psilocybe mexicana Heim, un hongo mexicano con propiedades alucinógenas. Al compuesto se le ha dado el nombre de Psilocibina; posee características de indol y contiene fósforo. Una segunda sustancia, estrechamente relacionada con la psilocibina pero que solo se encuentra en trazas, se ha denominado psilocina.

https://link.springer.com/article/10.1007/BF02159243 

La psilocibina es la sustancia responsable del efecto psicoactivo que generan cerca de 200 especies de hongos. Esta sustancia presenta una especial afinidad a los receptores de serotonina que se encuentran principalmente en el cerebro.

Bueno, esto no es más que una pincelada de cómo unos creyentes han querido meter el uso de sustancias alucinógenas para alcanzar a un supuesto dios que, según estos, tenemos dentro.

Llamar “enteógenos” a las sustancias que pueden provocar alucinaciones, es una operación de márketing genial. Los alucinógenos son sustancias que provocan alucinaciones. Las alucinaciones son alteraciones profundas en la percepción de la realidad del que consume. Bajo la influencia de los alucinógenos, las personas oyen imágenes, ven sonidos y sienten sensaciones que parecen reales pero que no existen en la realidad exterior a su encéfalo.

Algunos alucinógenos interfieren con la acción de la sustancia química cerebral serotonina, esto es, que la molécula del alucinógeno ocupa el lugar en los receptores celulares del encéfalo que tendría que ocupar la serotonina,que regula:

  • el estado anímico
  • la percepción sensorial
  • el sueño
  • el hambre
  • la temperatura corporal
  • el comportamiento sexual
  • el control muscular intestinal

Los alucinógenos también interfieren con la acción de la sustancia química cerebral glutamato de manera indirecta, que regula:

  • la percepción del dolor
  • las respuestas al medio ambiente
  • la emoción
  • el aprendizaje y la memoria

Lo que llaman enteógenos producen náuseas, vómitos, debilidad muscular, somnolencia y falta de coordinación. También se experimentan alucinaciones visuales y auditivas. Los efectos de la psilocibina emergen a los 20 minutos de su ingestión y duran aproximadamente 6 horas. Y a todo esto lo llaman “tener a dios dentro”.

Algunos consumidores permanecen fuera de la realidad (psicóticos) durante muchos días después de que hayan pasado los efectos de la droga. No está claro si el consumo de drogas causa psicosis o simplemente pone de manifiesto un trastorno de salud mental subyacente.

Estar psicótico, esto es, fuera de la realidad no es bueno, no es encontrar a dios alguno y no suele traer salud ni bienestar. No, no hay dios dentro esperando a que se consuma un hongo para desparramar delirios y alucinaciones sobre las cosas divinas y sagradas. Que desde hace milenios se utilicen hongos para “cosas”, bueno, sí, por supuesto, en todas las culturas y en todos los tiempos, el Homo sapiens ha gustado de emborracharse, de comer sustancias que le provocara actos psicóticos, esto es, actos en los que permanecían por horas fuera de la realidad, pero que eso no es más que una intoxicación del cerebro humano que es muy frágil y a la mínima ya produce distorsiones.

Los nuevos nichos de mercado

Considerar a los alucinógenos y los psicotrópicos como herramientas de descubrimiento espiritual ha abierto nichos de mercado suculentos. Estiman que los psicodélicos son “tecnología de lo sagrado”, que en estos tiempos de tanta tecnología artificial, pueden ser un nexo para conectar con esa supuesta espiritualidad natural presuntamente perdida. Nos estamos encontrando nuevas actividades de ocio y de turismo relacionadas con el consumo de estos neurotóxicos que se encuentran en un vacío legal.

El turismo espiritual enfocado en visitar mezquitas, templos o entornos naturales como bosques, lagos, jardines botánicos, cuevas, entre otros destinos, ha dado un paso más allá para tener una “experiencia más completa”. Esta experiencia mística/religiosa/espiritual en entornos de marcos incomparables de belleza sin igual, viene dada por consumo de preparados a base de plantas, hongos o sustancias producidas por algún animal que dicen cumplen diferentes funciones que pasan por lo recreativo, por sacramento o por medicina, según le venga bien al charlatán de turno. Se le ha quitado el aura mística, de veneración al contemplar a las sustancias alucinógenas como seres divinos y valiosos sacramentos por ser la puerta al mundo de los espíritus y sus oráculos.

Con el descubrimiento de las propiedades psicoactivas de la dietilamida del ácido lisérgico (LSD) en 1943, por Hofmann, se vivió un primer momento de estudio de estas sustancia, sintetizarlas artificialmente y ver qué posibilidades tenían en ámbitos como la psiquiatría. Años más tarde se produjo un parón porque pusieron a estas sustancias en el ojo de la ilegalización junto con otras sustancias como la cocaína y la heroína. 

A partir de 1990 se retomaron estas investigaciones con fuerza. Algunos comenzaron a ver las intoxicaciones del encéfalo causadas por estas sustancias alucinógenas como “verdaderos éxtasis, arrebatos místicos”. Y les dieron el aura de ser eventos potencialmente positivos. Lo que ha provocado un renacimiento psicodélico que está provocando mucha confusión, muchos nichos de mercado, y no tantas soluciones psiquiátricas como se esperaban en un primer momento. Venden como una vía que se encuentra entre la religión y la salud a una serie de “retiros de fin de semana” con una palabra viejoven “la espiritualidad”.

¿Qué es la espiritualidad? Pues son palabras que como las cuestiones filosófico/religiosas que desencadena según el autor que se consulte tendrá una respuesta u otra. Esto de la espiritualidad inducida por psicotrópicos ha dado pie a que se perciban estas sustancias psicotrópicas que elicitan estados alterados de un presunto y supuesto bienestar y en algunos casos significado personal como medios para llegar al dios de turno.

Utilidades médicas 

Desde 1950 se están estudiando las posibilidades médicas y psiquiátricas de estas sustancias, no es algo nuevo. Se empezó con la dietilamida de ácido lisérgico,​ LSD-25 o simplemente LSD, cuando Hofmann la sintetizó. Cada vez que aparece una molécula psicotrópica se estudia y se investiga. Lo que personalmente cuando me ponen la palabra “enteógeno” en cualquier descripción que quieran dar apariencia científica a mí ya me chirría todo.

Lo “enteógeno” no pertenece al mundo científico, puede pertenecer al mundo del Conocimiento, sí, claro, puede pertenecer al mundo de la literatura, puede incluso tener connotaciones religiosas o espirituales, si se cree en religiones, dioses y espíritus, lo acepto. Que las referencias que se hagan en base a los mitos mistéricos de Eleusis forma parte del marketing. Vender misterios siempre ha dado rédito, que se lo digan a las religiones. Durante décadas se ha puesto el pensamiento mágico e irracional, en cuestiones no literarias, por delante del conocimiento con rigor.

En artículos en los que la palabra “enteógeno” no aparece, artículos que intentan explicar el uso de la psilocibina para tratamiento de trastornos del ánimo en sus vertientes más graves, artículos en los que se van comparando dosis, tratamientos y demás formas de estudiar la fenomenología que se produce ante el consumo supervisado de estas sustancias, hay signos que dan esperanza, pero no hay certezas, aún.

Y no, no me vale que me digan: “es que la psilocibina tiene un efecto medible y comprobable en casos de depresión severa”. Cuando la molécula activa llamada psilocibina pueda suministrarse en una pastilla con una dosis exacta y con unos estudiadísimos efectos secundarios y los consiguientes mecanismos farmacológicos para contrarrestar los efectos secundarios, entonces hablamos, mientras tanto, lo que hoy se encuentra en pañales de la investigación, no puede elevarse al rango de “cosa hecha”, no, para nada. 

Ojalá fuera así que la psilocibina, o cualquier otra sustancia o molécula activa, alcaloide, etc., se pudiera usar para manejar la depresión severa. La depresión severa es una de las cosas más feas que le puede pasar a un humano, así que no, que no vengan vendiendo motos caras. Normalmente estos cantos de sirenas disfónicas vienen de webs y de “consultorios” de lo que llaman “lo alternativo”. Ya en 2016 los de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins dijeron que: 

“El tratamiento con psilocibina conjuntamente con apoyo psicológico reducía la ansiedad existencial y la depresión en las personas con un diagnóstico de cáncer potencialmente mortal”.

A ver, a ver, personas diagnosticadas con cáncer potencialmente mortal. Esto lo cogen los de “lo alternativo” y dicen que la psilocibina cura la depresión. En fin, que como he dicho antes, esto no es más que una pincelada de todo lo que tengo que decir sobre este tema.

 

Bibliografía:

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https://historia.nationalgeographic.com.es/a/encuentran-ingredientes-para-hacer-ayahuasca-bolsa-antiguo-chaman_14219

https://revistasojs.ucaldas.edu.co/index.php/culturaydroga/article/view/4135/3819

http://www.historiayarqueologia.com/2016/09/herba-vettonica.html

http://parnaseo.uv.es/editorial/parnaseo13/parnaeo13.pdf

https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-comedia-de-magia-i-magos-y-brujas-2/html/

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https://www.unodc.org/unodc/en/data-and-analysis/bulletin/bulletin_1971-01-01_1_page003.html

https://www.agenciasinc.es/Reportajes/Psicodelia-en-el-laboratorio

https://www.researchgate.net/profile/Carlos-Illana/publication/355425268_Los_hongos_alucinogenos_Wasson_y_la_CIA/links/616fb991c891c4663aaa26b5/Los-hongos-alucinogenos-Wasson-y-la-CIA.pdf

https://www.tni.org/es/publicacion/las-convenciones-de-drogas-de-la-onu

https://www.unodc.org/pdf/convention_1961_es.pdf

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https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5294476

https://repository.uaeh.edu.mx/revistas/index.php/ICSA/article/view/6589/7962 

 

Artículos sobre la psilocibina, y otras sustancias psicoactivas, ojo, algunos de estos artículos tienen expectativas muy altas sobre algo que está en los inicios de la investigación. Otros artículos que exponen el potencial negocio también han dado alas a una circunstancias que puede que no sean reales.

https://www.nature.com/articles/s41598-017-13282-7

https://www.nature.com/articles/s41591-022-01744-z 

https://www.nature.com/articles/s41598-022-14512-3 

https://www.businessinsider.es/setas-alucinogenas-pueden-ser-proximos-antidepresivos-950895

https://www.businessinsider.es/hongos-magicos-tratan-depresion-impulsando-conexion-cerebral-1043843 

https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1989-38092021000100004

https://theconversation.com/el-alucinante-potencial-de-las-sustancias-psicodelicas-para-recablear-el-cerebro-187867

https://cinv.uv.cl/hongos-alucinogenos-ayudan-al-tratamiento-de-pacientes-con-depresion-severa/

https://www.nytimes.com/es/2022/03/08/espanol/microdosing-que-es.html

https://www.nytimes.com/es/2021/05/15/espanol/psicodelicos-mdma-extasis-psilocibina-salud-mental.html 

https://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-depresion-investigan-uso-psilocibina-hongos-magicos-20220418081547.html

https://www.scientificamerican.com/espanol/noticias/psilocibina-un-viaje-mas-alla-del-miedo-a-la-muerte/

https://www.elfinanciero.com.mx/salud/2022/04/11/una-experiencia-psicodelica-puede-curar-la-depresion-hongos-mejoran-conexiones-cerebrales/

https://la-lista.com/the-guardian/2022/04/17/la-psilocibina-para-la-depresion-podria-ayudar-al-cerebro-a-salir-de-la-rutina-dicen-los-cientificos

https://www.antena3.com/noticias/mundo/eeuu-dirige-legalizacion-hongos-alucinogenos-varios-estudios-resultados-positivos_2022072562deab1f6e10ad000164ce38.html

https://ddd.uab.cat/pub/tfg/2018/200090/Teixido_Forto_Albert.pdf

 

Estudios de casos paradigmáticos

https://www.cambridge.org/core/journals/european-psychiatry-ed-espan-ola/article/abs/trastorno-perceptivo-persistente-por-alucinogenos-despues-del-consumo-de-psilocibina-un-estudio-clinico/41363F94C3574675D7A946176662A434

 

 

Autor entrada: Mónica

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