Los retos de quienes optan por dietas vegetarianas y veganas

 

Pese a una mayor información acerca del vegetarianismo y el veganismo, siguen circulando múltiples prejuicios y mitos acerca de lo saludable de este tipo de alimentación; algo que genera gran preocupación e incomodidad a quienes optan por esta filosofía de vida.

Por Diana Oliver

La sostenibilidad, la salud y el respeto por los animales son los tres principales motivos que esgrimen quienes optan por una dieta vegetariana o vegana, según un informe elaborado por la consultora madrileña Lantern en 2017. En ese mismo informe se reflejaba también que casi el 8% de la población lleva algún tipo de dieta flexitariana, vegetariana (ovolactos) o vegana (0,8% de la población actual). Sin embargo, unido a una mayor información sobre esta filosofía de vida, así como a un cada vez mayor número de adeptos, circulan casi en la misma proporción múltiples prejuicios y mitos acerca de lo saludable de este tipo de alimentación; algo que genera gran preocupación e incomodidad al consumidor veggie.

Alimentación sin mitos

Es de sobra conocido que optar por una dieta vegetariana o vegana no es fácil por la incomprensión que encuentran en su entorno social y familiar quienes se deciden a hacerlo; una falta de apoyo que en parte es fruto de la falta de información en cuanto a nutrición del interlocutor crítico. Muchas veces tampoco queda claro si se conocen las verdaderas diferencias entre una dieta vegetariana y una vegana. Por un lado, el vegetarianismo rechaza el consumo de animales, pero no rechaza el uso de animales, ni el consumo de derivados como la miel o los huevos. El veganismo, por su parte, rechaza la alimentación procedente de animales porque no los consideran recursos, pero tampoco los “utilizan” para vestir, decorar, etc. Por tanto, es más una filosofía de vida que una “simple” dieta.

Para Aitor Sánchez, dietista-nutricionista y autor del conocido blog Mi dieta cojea, la creencia más habitual suele ser que se trata de un tipo de alimentación que no es saludable; y derivado de ello, el convencimiento equivocado de que “la dieta se restringe a hiervas o verduras” y que es “una dieta aburrida, monótona”, así como la utilización de “argumentos que no son rigurosos, con demasiados sesgos”. Sánchez señala que también existe la “preocupación” por la falta de nutrientes tales como el hierro o las proteínas; cuestiones que, según el experto, “no son realmente ciertas cuando hay una planificación adecuada detrás”.

Sobre los supuestos riesgos que puede tener una dieta vegetariana o vegana, Aitor Sánchez explica a Saludesfera que habría que matizar el término “riesgos” porque esos riesgos solo existen si esa dieta está mal diseñada. “Nadie habla de los riesgos de una dieta omnívora occidentalizada y nadie advierte del peligro de esto. Una dieta independientemente de que sea vegetariana, vegana u omnívora tiene que estar bien diseñada. Por tanto, el único riesgo real de estas dietas, como de cualquier otra, es si no están bien planificadas”. Incide el nutricionista, eso sí, en que en el caso de las dietas vegetarianas y veganas hay que tener claro que se trata de un tipo de dietas que implican necesariamente la suplementación con vitamina B12 siempre (“Hay que tomar alimentos fortificados en esta vitamina o tomarla suplementando con la vitamina B12; la segunda opción es mejor porque normalmente los productos que llevan suplementados la vitamina son productos con un perfil nutricional poco o nada interesante”).

¿Nos asegura una dieta vegetariana y vegana una por definición alimentación saludable o puede ser tan insana como una omnívora? Responde Aitor Sánchez que cualquier tipo de dieta no nos garantiza que sea saludable en sí misma, ya que hay que tener en cuenta que se trata de patrones de alimentación que están compuestos por unos u otros alimentos, y que por tanto hay que ver cómo se ha planificado su consumo. “Mucha gente se piensa que lleva una dieta mediterránea y que come estupendamente cuando en realidad come de manera horrible. Igual para una dieta vegetariana o vegana, que pueden estar compuestas de patatas fritas, de cereales azucarados, de postres, de galletas y, por tanto, no ser saludable. O una dieta omnívora cargada de alcohol o de bollería o de embutido. Por tanto, ningún tipo de dieta es garantía de que sea dietéticamente saludable, hay que saber qué alimentos contiene y con qué frecuencia se están tomando los alimentos”.

Pese a que cualquier dieta pueda o no ser saludable, lo que es cierto es que varios estudios, como el de Waldmann en 2003 o el de Lea y Worsley en 2001, han observado que los vegetarianos, comparados con los no vegetarianos, llevan un estilo de vida más saludable: fuman menos, consumen menos alcohol y hacen más ejercicio físico. Además de los mitos mencionados más arriba, Aitor Sánchez no se olvida de otros mitos, de aquellos que tienen que ver con estereotipos (hippies y/o amantes de los animales) o los que utilizan el argumento de que se trata de una moda, ante lo que opina se trata de “falacias muy reduccionistas para atacar a las personas que llevan a cabo esta decisión con respecto a su estilo de vida”.

 

dietas vegetarianas

 

La lucha contra las fake news

En la lucha contra la desinformación en torno a la alimentación tienen un importante papel los medios de comunicación. Paula González, consultora de comunicación especializada en veganismo y derechos de los animales, cree que, como periodistas, “tenemos la responsabilidad de acudir a las fuentes más fiables y relevantes en la actualidad”, y nos remite a grandes divulgadoras y dietistas-nutricionistas como Lucía Martínez de Dime qué comes, Victoria Lozada de Nutrition is the New Black, o Arantxa Muñoz, de Cómo ser vegano. “Hacen un gran trabajo y huyen de los mitos y del pensamiento mágico de siempre, además recurren de forma habitual a fuentes oficiales, como la Asociación Americana de Dietética (ADA), quienes hace ya tiempo que probaron que una dieta vegetariana bien planificada es perfectamente adecuada para cualquier estadio de la vida, desde mujeres embarazadas, niños y bebés a deportistas de élite”, explica. Y es que la preocupación de la comunicadora no es para menos si nos paramos a observar cómo en los últimos meses no es rara la semana en la que encontramos alguna noticia que pone de manifiesto la supuesta irresponsabilidad de unos padres para con su hijo menor por llevar una dieta vegetal. Véase la noticia sensacionalista publicada en El español sobre los padres que “criaban sin pediatras”, o la cantidad de noticias falsas que circulan en la red, y no solo en cuanto a las dietas vegetales.

En este sentido, Paula González cree que sería recomendable que no solamente nos hiciésemos eco de determinadas noticias alejadas de la norma y que también prestáramos atención al cómo las comunicamos. “El Centre for Animal Ethics de la Universitat Pompeu Fabra, dirigido por Núria Almiron, que es catedrática y periodista, publicó unas recomendaciones para una cobertura periodística de “los otros animales” que pueden ser muy útiles a la hora de escribir sobre este tipo de asuntos”. Añade González que el de las fake news es un problema transversal, no única y exclusivamente del veganismo. “Es una de las consecuencias directas de esta sociedad de la información en la que vivimos, en la que efectivamente se ha democratizado el poder de la información, que ya recae también en cualquiera de nosotros, pero no tenemos esa formación que sí pueden tener los periodistas. El veganismo es simplemente un frente más en cuanto a erradicar las fake news de las redes, de internet…”.

Como solución, recomienda no dar espacio en redes a este tipo de noticias o incluso escribir al medio en cuestión alertando del error de esa información. Reconoce la consultora de comunicación especializada en veganismo que no sabe si estamos preparados como sociedad para una transformación hacia un consumo más ético, lo que sí cree es que tenemos que estarlo, “porque la situación del planeta, de los otros animales y de nosotros mismos como especie está siendo muy dura y es lo más urgente que tenemos que tratar”.

 

 

Un consumo ético y sostenible

Recientemente el programa Salvados, perteneciente a La Sexta y conducido por el periodista Jordi Évole, alertaba del maltrato animal que se produce en la actualidad en la producción cárnica industrial. Pese a las críticas al programa, esta preocupación no es nueva. Organizaciones en defensa por los animales llevan años alertando de la situación de una industria salvaje pero también de las consecuencias para el planeta y de la necesidad que mencionaba Paula González de un consumo “más ético” y sostenible.

En este sentido es imposible no mencionar el trabajo de Estela Díaz Carmona, activista e investigadora y autora de la tesis doctoral Veganismo como consumo ético y transformador, para quien “el veganismo no es una dieta sino una manifestación más de la protección animal, una forma de relacionarnos con los animales”. Una relación que inevitablemente condiciona el sistema que estamos sosteniendo y el mundo que estamos construyendo.

Estela Díaz además de investigadora, también da clases en la Universidad Pontificia Comillas y observa cada día lo mucho que nos cuesta renunciar a nuestros privilegios en beneficio de un consumo más ético. “A mis alumnos les pongo el documental Cowspiracy y entonces reconocen que no tenían ni idea del impacto que tiene el consumo de productos de origen animal. Se quedan en shock y dicen que hay que hacer algo, pero cuando llega el momento de tener que hacer “ese algo”, de cambiar su estilo de vida, entonces se encuentran con el problema: no quieren cambiar sus hábitos, miran para otro lado”, explica, y se lamenta de la falta de conciencia crítica en este sentido. Una conciencia nada fácil de desarrollar cuando todo parece estar diseñado precisamente para que seamos grandes consumidores de un determinado modelo de mercado en el que las prácticas que se salen de la norma, como el veganismo, son miradas con recelo y suspicacia cuando no literalmente denostadas sin ningún tipo de evidencia científica.

 

 

 

Autor entrada: Mónica

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