La importancia de la mirada

La pandemia ha hecho que la mirada adquiera una enorme relevancia, mayor de la que ya tenía, debido a que durante estos meses ha sido nuestra única ventana al mundo por el uso continuado de la mascarilla. Y es que nos hemos redescubierto, hemos aprendido a comunicarnos de otro modo y también a observarnos más que nunca, prestar atención a nuestros gestos, nuestra imagen y la de lo demás. 

De este tema hemos hablado largo y tendido en la última entrega de nuestra serie de podcast en colaboración con Allergan Aesthetics, an AbbVie company.

Para hablar de nuestra mirada hemos contado con la colaboración de la doctora Iratxe Díaz, profesional con casi 20 años de experiencia en el sector de la medicina estética, considerada un referente a nivel nacional e internacional y con Catalina Hoffmann, terapeuta ocupacional especializada en estimulación cognitiva y experta en entrenamiento cerebral con más de 20 años de experiencia. 

 

Foto de Marco creado por yanalya. Freepik

 

“Más del 80% de la información que recibimos del entorno, de lo que nos rodea es no verbal, siendo la mirada uno de los sentidos más relevantes dentro del proceso comunicativo.”

 

IMPORTANCIA DE LA MIRADA

La visión es nuestro órgano sensorial más complejo, contando con la mayor proporción de áreas y estructuras cerebrales implicadas y consumiendo más de un 50% de energía del total. Todo esto además de la relevancia que, como individuos, tiene para cada uno de nosotros y es que se trata del sentido en el que más confiamos, el que primitivamente nos permitió avanzar como seres humanos para afrontar los peligros de un mundo hostil, identificando animales, alimentos, recursos…

Los ojos son los responsables de aportar información visual al cerebro, quien interpreta y procesa la información. Gracias a un complejo mecanismo podemos ser capaces a través de la percepción visual de discriminar estímulos del exterior para relacionarlos con nuestros conocimientos previos así como con nuestro estado emocional, dotando de significado el mundo que nos rodea.

El contacto visual nos permite comunicarnos de manera no verbal y es el elemento central sobre el que se vertebra una correcta escucha activa. Según cómo miremos conectaremos con los demás, seremos capaces de transmitir accesibilidad, atención, comprensión e incluso sentimientos. Cuando evitamos mantener ese contacto ocular apartando la vista lo que logramos es el efecto contrario: hacer que tanto nosotros como el interlocutor seamos invisibles a nivel comunicativo. 

Porque ese contacto visual tiene tanta relevancia que sin palabras podemos transmitir mensajes que implican todo tipo de emociones, de estados. Y en esta manera de mirar va a ser fundamental el cómo hacerlo: la disposición, la fijación, la actitud. Pensemos que la mirada supone más del 70% de la conversación al tiempo que mantenemos una escucha activa, mientras que cuando somos los que emitimos el mensaje verbal ese porcentaje se reduce a un 40% aproximadamente. 

Así que cuando hablamos de mirada no solo hablamos de un órgano sensorial, sino de una poderosa herramienta de comunicación a través de la cual no solo vamos a transmitir y recibir información, sino también nuestras emociones, incluso las más profundas.

 

APRENDIENDO A COMUNICARNOS DE OTRO MODO: IMPACTO DE LAS VIDEOLLAMADAS Y LA MASCARILLA

La pandemia de COVID-19 tuvo como consecuencia el cierre de empresas, centros de trabajo y diferentes espacios, todo ello asociado al confinamiento y las diferentes restricciones. Esto nos llevó a desarrollar una nueva manera de comunicarnos no solo en el terreno laboral, sino también en el personal y en el uso de servicios que hasta ese momento tan solo habían contemplado la presencialidad. Las videollamadas se habían transformado en el medio principal de relacionarnos con el mundo.

De pronto nos encontrábamos ante nuestro propio reflejo en la pantalla, más que nunca, a veces durante una jornada laboral completa. Y esa imagen que el dispositivo nos devolvía comenzó a generarnos una mayor necesidad de prestarnos atención.

Este dato se pone de manifiesto en un estudio¹ realizado a finales de 2020 por dermatólogos del Hospital General de Massachusetts, en Estados Unidos. Más de 100 profesionales analizaron cómo el aumento del uso de estas herramientas digitales había impactado en las consultas de medicina estética y dermatología. Éste reveló que, efectivamente, las personas se fueron volviendo más conscientes de cómo se veían ante los demás. Y lo realmente inquietante: que debido a las propiedades intrínsecas de la tecnología que se había estado utilizando -y se utiliza-, la imagen solía aparecer algo distorsionada, lo que estaba influyendo de manera negativa en la autopercepción de los usuarios. Como dato: el 82,7% de los proveedores encuestados informaron que sus pacientes se sentían más disgustados con su apariencia ahora más que nunca.

Se trata de un tema de enorme relevancia y en el que resulta fundamental contar con el asesoramiento de experimentados profesionales porque, por un lado, se necesitan diagnósticos realistas y no basados en la imagen que una plataforma vuelca y, por otro lado, porque los pacientes y la población necesita saber que la imagen real no es ni de lejos la que se proyecta ni la que se percibe en una pantalla, que repetimos, aparece distorsionada.

Al margen de la información arrojada por este estudio, algo que estos meses de uso continuado de las pantallas y de la mascarilla nos ha traído ha sido la necesidad de reaprender a mirar. 

Personas que evitaban mantener un contacto ocular prolongado, que no miraban a los ojos no solo han aprendido a mirarse a sí mismas y a descifrar su propio lenguaje visual, sino también el de la persona que estaba al otro lado. El tener que prestar atención a una zona muy específica del rostro manteniendo una conversación ha hecho que tuviéramos que concentrarnos en los ojos, poner el foco de manera que al pasar horas observando -que no viendo- al otro, hemos llegado a interaccionar a unos niveles de mayor intensidad emocional. Porque no teníamos otro modo, ni lenguaje corporal, ni sonrisa, ni expresión facial. De pronto, toda la musculatura óculo-facial se descubría ante nosotros ofreciéndonos miles de microexpresiones que hemos tenido que aprender a interpretar, generando así una completa vía de comunicación mediante el único uso de la mirada, una mirada que es capaz de indicar cualquier estado de ánimo.

 

LA MIRADA DESDE EL PUNTO DE VISTA ESTÉTICO

La importancia de la mirada a nivel estético radica en varios factores, entre ellos la expresión de emociones. Tristeza, miedo, enfado, rabia, felicidad, cansancio, todo se exterioriza a través de los ojos, y se refleja en la piel y en la musculatura. Hablamos de ojeras pronunciadas, ceño fruncido, arrugas de expresión, párpados caídos…La ciencia aplicada a la medicina estética ha conseguido desarrollar técnicas que ayudan a mejorar esas expresiones, a recuperar una mirada menos fatigada y más alegre, y eso es lo que los pacientes demandan.

Por otro lado, pensemos que lo primero que hacemos cuando entramos en contacto con otra persona es mirar a los ojos, de manera recíproca, algo que también hacemos cuando tenemos un espejo delante. Es lo que va a marcar una de nuestras primeras impresiones.  

Y por último y no menos importante, el hecho de que los tratamientos enfocados a esta zona son más fáciles, asequibles y con resultados más rápidos que otros, logrando corregir y mejorar esa mirada cansada, fatigada y triste.

 

FACTORES QUE AFECTAN A NUESTRA MIRADA

A nivel de la mirada todo afecta. Y esto es una realidad. Se trata de una zona complicada y delicada, donde la piel es extremadamente fina, hay poco colágeno y poca elastina. Se trata de un área muy vulnerable en la que hay implicados numerosos músculos que no dejamos de mover. Ya solo el parpadeo, aunque permanezcamos estáticos e inexpresivos genera un movimiento que afecta a nuestra piel.

Paralelo al propio proceso de envejecimiento, el deterioro se inicia antes, ya que nuestra mirada se va viendo afectada, además de por el propio paso del tiempo, por otras muchas razones como la exposición solar, el consumo de tabaco, la expresividad de nuestro rostro o la retención de líquidos.

¡Sin olvidar nuestras emociones! El cansancio y la tristeza afectan enormemente a nuestra mirada. Cuando no estamos bien no podemos transmitirlo por mucho que lo intentemos ya que, como hemos comentado antes, el cerebro va a recoger una información que si no existe no puede interpretar y por tanto expresar. De ahí que resulte tan relevante contemplar el área emocional dentro de la medicina estética, porque solo desde un enfoque holístico y multidisciplinar se va a lograr ayudar a la persona a encontrar el modo de reflejar su belleza interior y emocional en el exterior. 

 

¿CÓMO CUIDAMOS NUESTRA MIRADA HOY EN DÍA? 

A lo largo de los últimos meses hemos podido ser conscientes del ritmo diario que llevábamos, y eso suponía no conocernos bien. Nuestra rutina pasaba por una inmediatez y rapidez desde que nos levantábamos hasta que nos acostábamos, y esto se hacía extensivo al cuidado de nuestra propia mirada. Y de pronto hemos aprendido a dedicarnos tiempo visualmente, lo que ha supuesto mirarnos, generar una rutina de cuidados faciales correctos y diarios, de higiene, de alimentación, de sueño, de ejercicio…

Además, las redes sociales han contribuido a través de numerosos y variados perfiles, entre ellos los de muchos profesionales, a proporcionar pautas de autocuidado e información sobre cosmética que de otro modo nos habrían pasado desapercibidos. Y lo mejor es que los hemos aplicado. De hecho, tal y como la Dra. Iratxe Díaz comenta, nunca habíamos tenido las pieles tan bonitas, sanas y cuidadas. 

Y para continuar con estos cuidados es fundamental seguir manteniendo una serie de rutinas adecuadas en cuanto al sueño, higiene, alimentación e hidratación.

Por otro lado, las rutinas relacionadas con la cosmética: una buena limpieza, desmaquillarse correctamente, utilizar productos adecuados…y con constancia para que nuestro cerebro se vaya adaptando como si de un entrenamiento se tratara. 

Por último, no olvidar la protección ocular. En este punto hacemos referencia a evitar la exposición solar prolongada, y siempre con protección solar mediante cremas con filtro y uso de gafas adecuadas; por otra adquirir medidas relacionadas con la exposición prolongada a pantallas en una era en la que pasamos la mayor parte del día conectados a dispositivos móviles. Para ello podemos utilizar filtros de luz azul, hacer pausas e incluso actividades de activación neuronal y ejercicios músculo-oculares donde reforzaremos los ojos, trabajando además para lograr reducir el peso de las expresiones negativa que hemos ido adquiriendo a través de determinados aprendizajes y malos hábitos. 

No os perdáis nuestro podcast donde profundizamos estos temas y además recibimos pautas y ejercicios para mejorar nuestra mirada de mano de Catalina Hoffman y la Dra. Iratxe Díaz. Un tema apasionante que nos ha tocado a todos de una manera u otra.

Podéis escucharlo aquí 

Escucha”La importancia de la mirada. Con la Dra. Iratxe Díaz y la terapeuta Catalina Hoffman” en Spreaker.

Referencia

Shauna M. Rice et al. Zooming into cosmetic procedures during the COVID-19 pandemic:The provider’s perspective. International Journal of Women’s Dermatology. Available at https://reader.elsevier.com/reader/sd/pii/S2352647521000137?token=2C8B93ED278E86B8C222A93670043D131281E367425A49003CEB2AB2DCF34F435C5E2C2E96C1E03594D31B8340D8AFD9&originRegion=eu-west-1&originCreation=20211123085650

Autor entrada: Vanesa Pérez Padilla

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