Jesús Martínez: “El ser humano tiene una especial predisposición a creerse lo mágico y a dudar de la ciencia criticándola”

A Jesús Martínez las horas de consulta pediátrica en un centro de salud de Paracuellos del Jarama se le quedaban cortas para dar a sus pacientes la atención que verdaderamente requerían. Para ponerle solución, creó un blog con información adicional, explicada de forma sencilla y cercana, dirigido a sus propios pacientes. ‘El médico de mi hijo’, sin embargo, escapó del municipio madrileño por las autovías de internet hasta llegar a más de 100 países; y Jesús se convirtió en referencia en la red, publicando un libro con el mismo nombre y colaborando activamente con diferentes medios de comunicación. “Los profesionales de la salud tenemos un papel muy importante para cubrir las deficiencias que arrastran nuestros gobernantes y poner a la vista información de calidad, contrastada y veraz que vaya compensando el tremendo basurero que es internet”, dice. Y nadie podrá decir que él no está cumpliendo con su parte.

Por Adrián Cordellat

Vamos a empezar por una pregunta de aquellas de manual, de las que te harán en cada entrevista: ¿Cuáles son las preocupaciones más habituales de los padres en consulta pediátrica?

Las preocupaciones de los padres no varían en los treinta años de consulta que llevo, nos preocupa si crece, si engorda, que esté sano y que el día de mañana sea lo mejor posible y tenga algunas cosas de las que nosotros no disfrutamos. Todos al final pretendemos mejorar la especie. La cuestión está en donde ponemos nosotros el límite de nuestra intervención y a partir de qué preocupación delegamos en el profesional para que sea el que resuelva. Antes una herida de la rodilla al caerse de la bici se curaba en casa, ahora hay que ir a urgencias por si acaso un tétanos o algo peor. Una fiebre se quedaba el niño en casa y ya se le pasaría, ahora el niño no tiene con quien quedarse y nos surge la necesidad de solucionarlo a la voz de ya. La inmediatez y las prisas, sumado al hiperconsumismo de la sociedad, son en gran parte los responsables de los cambios de hábitos en la consulta pediátrica.

Esta pregunta era para despistar, no te vayas a creer. Vamos a ir subiendo el nivel. ¿Nos preocupamos excesivamente los padres, a veces de forma obsesiva, por la salud de nuestros hijos? Si tiene dos décimas de fiebre, si un día no hace caca, si no come lo que creemos que tiene que comer…

Desde el primer día de vida el niño o niña va a ser observado, cualquier movimiento o gesto, ruido o color puede suponer una preocupación por desconocimiento. Nos preocupa lo que no sabemos. Lo desconocido nos genera ansiedad porque no sabemos en qué puede acabar aquello y como consecuencia de esa ansiedad las mínimas variaciones de nuestro bebé pueden suponer una crisis en la familia o simplemente una contrariedad. Si desconocemos el manejo de una gastroenteritis o de una fiebre nuestro nivel de ansiedad puede dispararse, ya que no sabemos cómo terminará, no sabemos diferenciar un catarro de una meningitis, o una caca blanda de un cólera. Así que al final todo se basa en el conocimiento, sabiduría que se adquiere con el segundo o tercer hijo o leyendo y aprendiendo.

¿Qué le dirías a esos padres permanentemente preocupados por la salud de sus hijos?

A los padres hay que informarles y enseñarles. Si aprenden a valorar una respiración agitada, saben usar el ventolin o gestionar las crisis de broncoespasmo de su nene, estos problemas no serán una alarma al 112, sino una gestión del proceso con tranquilidad, con mimo y con seguridad, que también transmitirán a su hijo y vivirá la enfermedad sin ese plus de agobio. Los padres deben ver de la mano del profesional seguridad, conocimiento y de esa manera cambiarán esa preocupación en ocupación y acción en ayuda de su prole.

“La inmediatez y las prisas, sumado al hiperconsumismo de la sociedad, son en gran parte los responsables de los cambios de hábitos en la consulta pediátrica”

Y, ahora desde tu punto de vista y tu experiencia diaria en consulta, ¿cuáles son los principales problemas de salud a los que se enfrentan los niños de hoy en día, en comparación a otras generaciones, y por los que sí deberíamos preocuparnos realmente los padres?

Quitando las nimiedades que agobian a padres y no a los sanitarios como la fiebre, la tos, los vómitos o diarreas y otros síntomas menores, lo que nos interesa hoy día es el gran crecimiento de alergias e intolerancias alimentarias. Algo debemos estar haciendo mal cuando las cifras crecen y crecen sin control. Hace 10 o 20 años era excepcional el niño alérgico o celiaco (en mi tiempo se estudiaba como una enfermedad poco frecuente). Hoy día, sin embargo, rara es clase en la que no hay un cuadro de honor para distinguir a la mitad del grupo por sus distintas alergias. Por lo demás vivimos la época más feliz y más sana de la Historia, con el mayor índice de longevidad y la menor mortalidad infantil conocida.

En ese sentido, ¿las preocupaciones son las mismas y de la misma intensidad que hace 10-20 años, o con esto de internet y la sobreinformación nos hemos vuelto más paranoicos si cabe?

El uso de internet y la “infoxicación” que genera puede acarrear problemas. El ser humano tiene una especial predisposición a creerse lo mágico y las tontadas y dudar de la ciencia criticándola. Es capaz de seguir a pies juntillas a los homeópatas o antivacunas y dudar de si una vacuna tiene tiomersal aunque les jures y perjures que hace años que no se usa y que aunque se usara la dosis para hacer daño debería ser mil veces mayor. Se apuntan a sesiones de osteopatía o terapias magufas porque les han encandilado en la red, pero les cuesta discernir cuando una información es de calidad. El ser humano es así, así estamos programados para poder defendernos de lo desconocido, por eso el neandertal abrazó la magia, porque no era capaz de soportar el que se le pudieran caer las estrellas encima. Las preocupaciones van por modas según las redes se encarguen de difundirlas. Los ahogamientos secundarios de este verano pueden ser un ejemplo; o los efectos beneficiosos de las pulseras de citronela, moluscos, alergias, vacuna de la meningitis, o todo un sinfín de historias que inundan las redes por un periodo corto de tiempo y que a veces pueden caer también en consulta, aunque la realidad suele ir por otro lado y preocupa más la realidad. Y la pobreza, por ejemplo, es una realidad que no es visible en la red, pero día a día se ve en los colegios a niños que sólo hacen una comida al día; o que usan y abusan de zumos azucarados: pobres obesos por comer comida basura. Las redes no son reales, la vida de verdad está a nivel del suelo, no en la nube.

Te hacía esta última pregunta porque hoy, pongas lo que pongas en google, viendo los primeros resultados pareciera que tu hijo tiene las horas contadas. ¿Crees que hace falta formar a los padres (y a los pacientes en general) en la búsqueda de información online?

Hay que formar a los padres, punto. Y, en general, no sólo en la búsqueda online, sino en los más básicos cuidados. ¿Conoces si el gobierno estatal o de cualquier Comunidad ha invertido un solo euro en campañas de salud para incrementar la autonomía de las familias? No, claro, las campañas van dirigidas a anular esa capacidad en el ciudadano. “No piense, pregunte a su médico o farmacéutico” o “no tome ninguna decisión, confíe en su profesional”, son mensajes castrantes que anulan el buen criterio de los padres. Y luego todos el dinero se va en campañas de trasplantes de órganos (cuando habría que prevenir llegar a ese estado), miles de pruebas inútiles como mamografías y absurdas campañas del cáncer de mama, del resto nada. Gripe, millones para vacunarse y consumir productos, pero nada del lavado de manos para prevenir. Si los padres tuvieran información veraz no consumirían productos inútiles y entraríamos en crisis farmacéutica, eso no se puede tolerar, hay que gastar y si no verás ya mismo los anuncios de turrón y los de medicamentos para el catarro.

“Algo debemos estar haciendo mal cuando las cifras de niños alérgicos e intolerantes crecen y crecen sin control”

¿Y qué papel podéis jugar los profesionales de la salud en ello?

Un papel muy importante por cubrir las deficiencias que arrastran nuestros gobernantes y poner a la vista información de calidad, contrastada y veraz que vaya compensando el tremendo basurero que es internet. Nuestra labor es cada vez más visible y con nuestro respaldo podemos ofrecer una visión profesional y de evidencia para que el ciudadano tenga información y sea capaz de no caer en agobios por dudas o desinformación. Necesitamos hacer padres sabios que sean líderes de su manada.

Al respecto, desde hace ya bastantes años, sois unos cuantos los profesionales de la salud que a través de vuestros blogs y webs intentáis robar clics a Google con información contrastada y de calidad. ¿Qué te llevó a ti a abrir tu blog ‘El médico de mi hijo’?

Mi consulta estaba masificada, tenía demasiado poco tiempo para poder enseñar y hacer una mínima educación para la salud, ya que en cinco minutos escasos da tiempo para reconocer y tirar de receta, cosa a la que siempre me he negado, así que intenté poner en mi blog contenidos de forma amena para que los usuarios de mi pueblo pudieran consultar o tener una información más detallada de esas cosas que se iban viendo en la consulta. No me di cuenta de la visibilidad de los blogs y lo que nació para un entorno pequeño se transformó en que gentes de más de 100 países diferentes habían visitado mi blog y recibía consultas del otro lado del mundo. Qué decir del grupo de Facebook donde más de 53.000 usuarios consultan y debaten a diario desde países que desconocía su existencia. Una comunidad global, creando inteligencia colectiva.

Desde entonces también has escrito un libro y escribes de forma habitual en El País. ¿Crees que hay cada vez mayor interés por la información de salud?

Sí, claro es evidente, diarios de gran tirada tienen secciones de salud muy potentes, muchos de ellos son secciones de infancia. Otros como Madresfera unen miles de blogs de madres que se reúnen como hacían nuestras bisabuelas en el lavadero para hablar de la salud de sus hijos intercambiando información. Hasta Google crea una sección de eHealth dedicada cada vez más apps de salud, que hacen que llevemos la preocupación por nuestra salud y la de nuestros hijos en el bolsillo. Financieramente es el futuro ya presente. Si tienes mucho dinero y no sabes qué hacer con él, invierte en salud.

“Los profesionales de la salud tenemos un papel muy importante para cubrir las deficiencias que arrastran nuestros gobernantes y poner a la vista información de calidad, contrastada y veraz que vaya compensando el tremendo basurero que es internet”

También eres muy activo en redes sociales, tanto en Twitter como en Facebook. ¿Cómo ha revolucionado internet y, en este caso, las redes sociales, el trabajo de pediatra?

En los años 60 y 70 con el baby boom el pediatra era un señor con bigote que se sentaba detrás de una mesa para adoctrinar a las madres en la teoría dominante. La feminización de la pediatría y sobre todo el advenimiento de internet y las redes sociales traspasaron “el poder” de la cátedra a la calle. Hoy cualquiera puede hacer un perfil en Facebook o Twitter; mi timeline es igual que cualquier otro y mi muro puede ser mil veces más aburrido que el de cualquiera. Así que ahora nos vemos en igualdad, en horizontalidad, la información no está encriptada esperando que el médico te la traduzca, sino que está a tu disposición. La información se ha democratizado y cualquiera puede llegar a ella. Sé la realidad de que cualquier madre preocupada por una patología concreta es capaz de hacerse especialista en el tema y poner en aprietos al catedrático más docto. Por dos razones: porque se sabe de la teoría mucho de poco, pero sobre todo porque se sabe la práctica. A mí me enseñaron a diagnosticar la APLV: le cuelgo el cartel al niño y ya está. Pero la mamá me pregunta: bien y ¿ahora qué puede comer? Pues yo ni idea, no sé si esas salchichas llevan trazas de leche o no, no sé si la comida preferida de Juanito lleva o no, es la madre y las asociaciones de afectados los que buscan y mantienen al día esa información, esto es genial, una gran fuente de aprendizaje, tenemos los profesionales que aprender de los pacientes. Esta es la razón por la que estoy enganchado a mi grupo de Facebook ‘El médico de mi hijo’, porque a través de él he aprendido a diario infinidad de cosas que mis libros no ponían.

Y para terminar, ¿crees que se aprovechan suficientemente por parte de la Sanidad las herramientas que ha aportado internet? Lo digo porque a lo mejor hay consultas que se podrían solucionar por un correo electrónico o un DM y de esa forma aligerar las largas listas en consulta…

No, para nada. La inversión en este campo es cero. Desarrollar correos seguros o una plataforma donde pueda haber comunicación, insisto segura, con tu pediatra o médico, donde puedas tener la información que tu profesional te pueda ir adjuntando para que cuando vayas a consultas ya sepas en parte lo que te va a contar podría ser muy útil. Hace muchos años ya propuse una suerte de blogs corporativos en la sanidad pública con información relevante en la que el usuario pudiera conocer y aprender de su pediatra y tener la información siempre a mano, pudiendo comunicarse con él y recibir e intercambiar fotos o informes, enlaces y aplicaciones móviles que pudieran ayudar y complementar los diagnósticos.

Autor entrada: Mónica

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