Información de salud: entre la responsabilidad del periodista y el sentido crítico del lector

 

“Desarrollan una vacuna contra el sida”, “La cura del alzheimer más cerca”… No es difícil encontrarse con estos titulares por la red si buscamos información sobre ambas enfermedades. Lo mismo sucede si buscamos sobre otras. Lo cierto, sin embargo, es que la vacuna contra el sida aún hoy es una utopía y la cura del alzheimer ni está ni se le espera a corto y medio plazo. Ni tan siquiera a largo. ¿Qué responsabilidad tiene el periodismo en esto? ¿Cómo buscar información fiable en la red?

Por Adrián Cordellat

La responsabilidad del periodista

“El problema del titular es que no cabe todo, de forma que muchas veces abusamos mucho de fórmulas como “abre una puerta” o similares. Intentamos ajustar lo más posible, pero tampoco puedes ponerte muy escéptico porque entonces tú mismo te cargas la noticia”, afirma Emilio de Benito, periodista de El País y presidente de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), para el que la primera responsabilidad del periodista que se dedica a informar sobre salud debería ser hacerlo “en su justa medida, sin exagerar ni asustar”.

Algo que adquiere más importancia si cabe cuando se hace mucha información de fases previas, de estudios en fases preclínicas en los que ni siquiera se ha empezado a hacer ensayos con animales. Y también en un sector en el que los pacientes esperan una solución a sus problemas y muchas veces se agarran a un titular como última esperanza. “Si es un proceso biológico que tiene interés no está mal contarlo, siempre y cuando luego expliques en el texto que la investigación está en la fase que está y que igual hasta dentro de 10 o 15 años, si todo va muy bien, no va a llegar el paciente. Porque el problema que tiene esto es que la persona que está afectada por la enfermedad, todos esos matices que tú le quieres poner se los salta, porque él lo que quiere es una solución ya para su problema. Y da igual la cantidad de salvaguardas que pongas, al que le acaban de diagnosticar algo lo que quiere es que le curen ya”, reflexiona.

“La primera responsabilidad del periodista que se dedica a informar sobre salud debería ser hacerlo en su justa medida, sin exagerar ni asustar”

La labor del periodista de salud, además de informar en su justa medida, pasa para De Benito por traducir y hacer accesibles los complejos estudios científicos y los discursos médicos a los lectores. “Si no somos capaces de hacerlo hemos fracasado en nuestro trabajo”, resume al respecto. Y hacerlo teniendo en cuenta que no tienen la formación de un médico especialista: “un médico para ser especialista en válvula cardíaca se tira 20 años y tú haces un artículo sobre el tema después de una rueda de prensa de 40 minutos. Obviamente no puedes saber lo que sabe el médico”. Y ahí, en ese reto de informar sobre lo que no se conoce con total profundidad, es donde entran en juego “el sentido común, la prudencia y la agenda de fuentes del periodista”.

¿Y qué retos tiene el periodismo de salud para los próximos años, teniendo en cuenta que hablamos de un sector que no deja de avanzar? “Básicamente la formación”, responde el presidente de ANIS. Y también “la ética”, en un sector en el que confluyen muchos intereses (administraciones, laboratorios, farmacéuticas, asociaciones de pacientes, médicos…) y que además tiene mala fama: “En salud está mal visto ganar dinero. Entonces hay que tener mucho cuidado y ser muy riguroso con la ética, porque tenemos relaciones extrañas y viciadas en las que hay que tener muy claros los límites”.

Buscar información en la maraña de internet

Afirma Pedro Soriano, enfermero y fundador del proyecto Paciente Activo en Red, que la última edición del estudio ‘Los ciudadanos ante la e-Sanidad’ revela que el 60% de los ciudadanos utiliza ya internet para consultar información relativa a la salud y que, además, lo hacen utilizando los buscadores más comunes. “El problema es que buscar información en internet no significa que sepas hacerlo, sino que hacen falta unas mínimas competencias y cierta formación sobre salud”, explica.

¿Qué precauciones debemos tener entonces cuando buscamos información sobre salud en internet? Soriano cita cuatro puntos clave. Por un lado tener en cuenta que “la información siempre caduca”, de forma que es importante mirar la fecha en que se ha publicado una noticia. Por otro, saber quién se esconde detrás de una web, qué objetivos tiene y que finalidad persigue. Ojo también a los certificados de calidad, que nos pueden dar pistas de si la web ofrece información veraz y de calidad. Y, por último, el enfermero hace referencia al papel de los profesionales sanitarios como formadores de los pacientes: “Los profesionales tenemos que ser capaces de establecer un vínculo estrecho con el paciente y que si tú pones “dolor de espalda” en Google y encuentras algo que te pueda preocupar, puedas ir a tu doctor, enseñarle el link y ver si es fiable o no. En ese sentido somos una pieza fundamental y si no conseguimos estar ahí nos van a reemplazar”.

“En salud está mal visto ganar dinero. Los periodistas tenemos que tener mucho cuidado y ser muy rigurosos con la ética, porque tenemos relaciones extrañas y viciadas en las que hay que tener muy claros los límites”

A todas estas salvaguardas, Emilio de Benito añade una última. El valor de las cabeceras como garantía de información fiable, de rigor periodístico: “No es lo mismo ir a la web de El País, de El Mundo, de Diario Médico, de Correo Farmacéutico o de una asociación médica o de pacientes que ir al blog de Pepe Pérez, que no sabemos quién está detrás ni que formación tiene. Todo el que habla de cáncer, por ejemplo, no tiene por qué saber de cáncer. En cambio si vas a la Sociedad Española de Oncología Médica o a un medio especializado ya hay unos filtros que te dan unas garantías”.

Comparte la opinión Pedro Soriano, que no obstante pide ser realistas, ya que cuando uno pone en Google una palabra clave para buscar información sobre una patología, nadie le garantiza que esas cabeceras vayan a ser las primeras en la lista de resultados. Y ya se sabe que los primeros resultados son los que se llevan las visitas: “A día de hoy, por desgracia, Google no sabe jerarquizar en ese sentido sobre una patología o una dolencia”.

De ahí la importancia del sentido común. Y de ser críticos con la información que consumimos. Sea de salud. O sea de lo que sea.

Autor entrada: Mónica

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