“Soy esa mujer con la que te cruzas por la mañana cuando vas a trabajar, esa vecina que podría ser tu hermana, tu mujer o tu hija.
Esa mujer que en el proceso de selección de su primer trabajo acorde a su titulación tuvo que oír la pregunta de si pensaba tener hijos pronto.
Esa mujer que retrasó más de lo que había imaginado el momento de tener hijos para conseguir estabilidad y un sueldo digno en una gran empresa y tras una década en el mismo puesto se quedó embarazada y lloró de miedo al tener que comunicarlo.
Esa mujer que oyó palmaditas tranquilizadoras cuando por fin soltó la noticia y no se cogió la baja hasta que las costillas aplastadas por la inmensa barriga no la dejaban respirar.
Y volvió a llorar al saber que había traído al mundo a una niña, porque a pesar de ser lo más maravilloso para una madre este año hemos visto como un Tribunal considera que un grupo de indeseables te aborde y te someta en un portal a todo tipo de vejaciones no es una violación.
Soy esa mujer que volvió a trabajar y el primer día la habían cambiado de su puesto y sacado de su despacho, ése que tanto esfuerzo le había costado conseguir, porque consideran estancada en su trayectoria.
Soy esa mujer a la que familiares, amigas y compañeras cuestionan por querer dar lactancia materna a su hija una vez incorporada al trabajo, a pesar de que la OMS recomienda lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y complementada hasta los dos(y la baja maternal en España son 16 semanas).
La igualdad de la mujer en el mundo laboral no se soluciona SOLO alargando la baja paternal, tenemos que promover un cambio en la conciencia social, nuestros bebes son nuestro futuro, nuestros profesionales del mañana, nuestros futuros cotizantes… y sus madres su salvaguarda.
Esa mujer con la que te cruzas solo le queda reivindicar sus derechos y los de su hija a las siete de la mañana llevando todos los días su sacaleches, su nevera y la mejor de sus sonrisas… Le pese a quien le pese”.
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