Hasta que las pastillas nos separen (o no): cuando la adicción viene con receta

Empezaré esta reseña diciendo que la labor de Yonki Books para desestigmatizar y divulgar sobre LA ADICCIÓN en todas sus formas y colores es de un valor inmenso y que sus libros se van a convertir en una colección imprescindible para entender este fenómeno mucho mejor.

Dicho esto, hoy vengo a recomendaros unos de sus libros, cuya lectura me ha estallado en toda la cara, por varios motivos. “Hasta que las pastillas nos separen (o no)”, escrito por Henriette Ivanans , estupendamente traducido por Fernando López-Cotarelo, y publicado por Yonki Books en España, es una obra que aborda con franqueza, humor y sensibilidad la complejidad de vivir con una enfermedad crónica desde la adolescencia, y cómo, de manera increíblemente natural, eso puede suponer convertirte en adicta a las pastillas hasta puntos increiblemente surrealistas.

En este libro autobiográfico, la autora, actriz y bloguera, nos introduce de cabeza, sin reparos ni apenas tapujos, en la terrible paradoja de cómo intentar mantener su salud frente a una enfermedad crónica renal le supone convertirse en adicta a muchas de las pastillas que se suponía que le iban a hacer la vida más llevadera. Años de consumo cada vez más desmedido, y casi siempre con receta, que tiene que compaginar con su matrimonio, su vida profesional y su salud mental.

No quiero hacer spoiler porque la lectura de este libro es un placer en sí misma, pero sí diré que el libro, contado en primera persona y con un realismo impactante, no deja lugar a la complacencia. La autora no se ve ni se plantea como una víctima del sistema sanitario, a pesar de que, en cierta parte, puede que lo sea. Henriette se planta delante del lector asumiendo que la adicta es ella: como ella ha sido quien ha mentido a su marido, su familia y sus amigos, quien ha aumentado las dosis bajo su propio criterio, quien ha robado medicamentos a otras personas, quien casi pierde la vida por poder seguir tomando ansiolíticos y los opiáceos para llegar al alcohol. Te lo narra sin contemplaciones y a bocajarro. Es lo que hay y lo asume.  Lo hace con un estilo directo, muy ameno y que va al grano.

Tú, como lectora, o lector, pero sin palabra antes sus barbaridades, entras en su espiral de desquicie, y casi compartes con ella la necesidad de más y más locura, más pastillas, más opio en forma de píldoras de nombres que te suenan muchísimo por lo generalizado que están en tu entorno (¿quién no conoce, quién no toma hoy en día algún ansiolítico?), en una especie de empatía inesperada con la autora que te pone en muchas páginas en la tesitura de plantearte si tú no hubieras llegado quizás a algo similar…

Y te lo planteas porque no es tan difícil, ni tan raro.

Evidentemente no estoy diciendo que porque te receten Nolotil tras una cirugía te vayas a convertir en poliadicta y tengas que irte a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. No lo digo y tampoco la autora.

Pero…

Pero sí creo que queda muy claro que, en las circunstancias que nos cuenta la autora, con su historial médico y la ingente cantidad de medicamentos que le van prescribiendo a lo largo de sus múltiples y complejos periplos hospitalarios (migrañas, reacciones, incompatibilidades, transplantes de riños, rechazos, etc, etc, etc, etc) casi diría que lo raro es que una persona mantenga el control y la cordura frente a la potentísima capacidad adictiva de muchas de esas pequeñas soluciones para sobrevivir al día a día, todas ellas (o casi todas) bajo receta. Aquí no puedo dejar de recomendar además la lectura de Sedados de James Davies, sobre el abuso actual de los antidepresivos como remedio casi universal y qué está suponiendo a nivel social, más allá de la adicción, a la hora de parchear otros problemas de fondo de nuestro sistema.

Y me planteo cómo deberían tratarse y revisarse las prescripciones de este tipo de medicamentos, que además, en su caso, son por diferentes profesionales a la vez, y que de haber tenido un seguimiento firme y política prescriptora más “conservadora” quizás pudiera haber tenido un desarrollo diferente. Solo me lo planteo y lo dejo aquí para reflexionar, porque sinceramente, y habiendo disfrutado muchísimo con el ritmo de la narración, su manera de abordar la relación con su marido o su estancia en rehabilitación, me parece que el tema de la reflexión sobre el acceso “casi obligado” a todas esas drogas, la solución a cada uno de sus males, me parece una de las conclusiones más importantes tras su lectura.

En definitiva, os invito fervientemente a que os hagáis con este libro (y que echéis un ojo a todo el catálogo de Yonki Books) y a que, si os parece, nos compartáis por aquí vuestras opiniones al respecto. Seguro que es interesantísimo leeros, porque el libro da para mucho.

Autor entrada: Mónica

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