Hoy, esta bloguera madresférica desde Alemania nos contesta…¿Cuál es el mensaje que quieres transmitir por medio de tu blog a otras mamás con hijos extraordinarios?
Cuando empecé a escribir este blog, fue precisamente para compartir con otras familias nuestras experiencias de lo que supone el día a día, con una hija con discapacidad.
Claudia fue la primera de nuestros hijos, con lo cual, no sabíamos exactamente cómo era otra situación diferente. El hecho de tener luego otros tres hijos, nos ha ido enseñando a tratar y educar a Claudia cada vez con más objetividad, equidad y naturalidad.
Está claro que Claudia no va a ser la más lista, ni la más guapa, ni la que tenga mejor tipo…y eso, como padres, como seres humanos, es lo que nuestro subconsciente desea que alcancen nuestros hijos, pensando que eso les dará la felicidad, por no reconocer que estamos intentando proyectar una perfección irreal y en todo caso, incierta.
Por el lado contrario, -y este es nuestro caso-, tampoco creo que sea buena una “discriminación positiva” hacia el discapacitado, porque de alguna manera seria injusto para el resto de la familia, por eso digo que el crecimiento de la familia nos ayudó mucho a comprender muchas cosas sobre la discapacidad, el desarrollo de las capacidades, o lo discapacitados que podemos llegar a ser todos.
Nos hemos acostumbrado a vivir en una sociedad que juzga con una visión un poco miope basada en la “Ley del más”, el que más tiene, el más fuerte, el más poderoso…Todo consiste en competir porque nosotros mismos nos hemos creado una filosofía en la que hemos llegado a creer que no hay suficiente para que gane todo el mundo.
Pero esta filosofía ya no nos sirve como raza. Es una filosofía nacida de la escasez. Y detrás de la escasez hay miedo puro y simple. Dado que nuestras intenciones y lo que pensamos crean lo que vemos en nuestro mundo exterior, lo único que vemos es carencia…nunca hay suficiente para nosotros. Y así se empieza un circulo en el que nunca experimentamos la sensación de tener suficiente y nunca somos felices.
Claudia no tiene esa visión miope…aunque lleva gafas, ella vive la vida con una felicidad real, una naturalidad y una sencillez, que le permite explotar cada segundo, cada minuto…haciéndonos vivir, a
los que estamos con ella, con la misma intensidad.
Tener un hijo con Síndrome de Down, -por muy duro que pueda parecer al principio, y con el disgusto inicial que provoca la noticia, que no deriva de otra cosa que de ese mismo miedo-, no es tan malo. De hecho, las cosas nunca son tan malas como parecen. Las situaciones que nos causan penas son las misma que nos hacen ver la fuerza, el poder y la sabiduría que verdaderamente somos.
Lo que sí es cierto, es que la convivencia con Claudia es siempre exigente: requiere paciencia, amor, más paciencia, entrega…todo lo que de alguna manera, como padres hacemos por los hijos, muchas veces, incluso, sin darnos cuenta.
TODOS los hijos son seres extraordinarios, lo que pasa que algunos, están más destinados a hacernos ver que la felicidad duradera nace de dar y no de recibir. Esto, los chinos lo expresan muy bien:
“Siempre queda un poco de fragancia en la mano que da rosas”.
Puedes seguir todas las historias de Katerina en el blog Hijos extraordinarios.
Y también podrás leerla en Twitter: @katerina_BT
