Coches eléctricos para reducir el estrés de los niños ante una operación

Afrontar una operación, saber que se tiene que pasar por el quirófano, no es una experiencia agradable para nadie. Mucho menos para los niños, que en la mayoría de los casos viven con angustia el proceso, especialmente en el momento de la separación de sus padres. Lo saben bien los profesionales del área de pediatría de la Clínica IMQ Zorrotzaurre de Bilbao.

“Desde enfermería del bloque quirúrgico existía una considerable preocupación por los lloros y el estado de nerviosismo y angustia de los más pequeños y pequeñas, que veían cómo eran separados de los padres y a los que nuestros profesionales en muchas ocasiones no conseguían calmar a pesar tratarles con las mejores de sus sonrisas y de desplegar múltiples recursos para ello”, explica Isabel Urrutia, responsable de Calidad y Seguridad del paciente del Grupo IMQ.

Debido a ello, desde la clínica empezaron a estudiar opciones para reducir el estrés y la angustia de los pequeños y conocieron la iniciativa llevada a cabo por un reducido grupo de hospitales internacionales que había apostado por una iniciativa un tanto diferencial, pero con obtenía muy buenos resultados: llevar a los niños a quirófano en un coche eléctrico.

Tras valorar la inversión y consensuar la decisión con anestesistas, cirujanos y personal de enfermería, desde la Clínica IMQ Zorrotzaurre decidieron importar la iniciativa ‘En coche eléctrico al quirófano‘ a España. Los resultados no han podido ser mejores.

Adiós al estrés pre-operatorio

Los vehículos eléctricos, que disponen del marcado CE, son manejados por celadores de la clínica. Gracias a ellos, los niños y niñas de entre 2 y 6 años (el cochecito solo permite hasta 30 kg de peso) se distraen durante el circuito quirúrgico, lo que además propicia un ambiente más calmado los días de intervenciones pediátricas, algo que facilita los procedimientos pre-quirúrgicos de enfermería y anestesia. La iniciativa, señalan desde la Clínica, consigue asimismo mejorar el despertar de la anestesia disminuyendo el sentimiento de preocupación y llanto.

“Si se duermen asustados, se despertarán de la misma manera. Un niño o niña que se duerme calmado tenderá, en cambio, a despertarse de la intervención con menos llanto y preocupación”, explican los expertos del servicio de anestesia del centro.

Los datos avalan la apuesta llevada a cabo por la Clínica IMQ Zorrotzaurre. El 98% de los menores hospitalizados quiso hacer uso del cochecito para acudir a quirófano. De ellos, el 100% se fue hacia el quirófano sin llorar y en calma. Un 95% de los niños y niñas, además, se despertó tranquilo y sin agitación tras la intervención.

“Un niño o niña que se duerme calmado tenderá a despertarse de la intervención con menos llanto y preocupación”

¿Y los padres cómo reciben la iniciativa?, preguntamos a la responsable de Calidad y Seguridad del paciente del Grupo IMQ. “No sabemos si son los niños o los padres quienes están más contentos con el cochecito. Según los resultados obtenidos el 100% de los padres, cuyos hijos fueron usuarios de estos cochecitos, han considerado la experiencia como muy positiva. Comentan que ver a su hijo o hija irse sin llanto ni preocupación les deja mucho más tranquilos”, responde.

Un paso más hacia la humanización de la atención sanitaria

La humanización de la asistencia hospitalaria es una reivindicación cada vez más en auge por parte de las asociaciones de pacientes. También un objetivo cada vez más claro entre los hospitales públicos y privados. Como reconoce Isabel Urrutia, además, en el caso del paciente pediátrico esta humanización es un factor “más clave si cabe”.

La prueba es que cada vez más hospitales ponen en marcha iniciativas para hacer más agradable la estancia de los menores en sus instalaciones. En el caso de los coches eléctricos, señala Urrutia, la iniciativa está recogida en el Plan de Humanización de la Clínica IMQ Zorrotzaurre, como medida para hacer frente al estrés que supone a los niños y niñas enfrentarse a un medio desconocido como es el hospitalario y, más aún, el quirófano.

El 98% de los menores hospitalizados quiso hacer uso del cochecito para acudir a quirófano. De ellos, el 100% se fue hacia el quirófano sin llorar y en calma. Un 95% de los niños y niñas, además, se despertó tranquilo y sin agitación tras la intervención

“Ellos no entienden de cirugía, ni de medidas de asepsia, ni de que el personal del bloque quirúrgico va a estar muy pendiente de ellos y les van a tratar como se merecen. Sienten que “algo pasa” y que se les separa de sus padres y madres, que pasan a estar en brazos de personas vestidas de azul, en una zona diferente al resto del hospital, donde hasta entonces habían estado en todo momento acompañados de su familia. Por ello, no hubo ninguna duda de incorporar esta iniciativa a nuestro Plan de Humanización”, concluye.

 

Autor entrada: Mónica

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