Claves del Autocuidado

Qué es el autocuidado?
Dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul..
¿Qué es el autocuidado? ¿Y tú me lo preguntas?
Autocuidado eres tú…

 

…y tu familia, y la comunidad, y los agentes de salud…

Porque el autocuidado además de basarse en la responsabilidad personal hacia el cambio necesita también de la participación de la sociedad. Pero vayamos por partes…

El pasado domingo 24 de Julio se celebró el Día internacional del Autocuidado, palabra que han entrado en nuestras casas con enorme fuerza especialmente desde el confinamiento debido a la pandemia, allá por el 2020. De pronto el aislamiento impuesto nos hizo tomar conciencia de lo necesario que era preservar nuestra salud, no solo física, sino también emocional y social.

Pero, ¿qué es esto del autocuidado?  Según la OMS se trata de la “capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover la salud, prevenir enfermedades, mantener la salud y hacer frente a las enfermedades y discapacidades con o sin el apoyo de atención médica”

Partiendo de la base de que ya todos tenemos claro que la salud es más que la ausencia de enfermedad, que se trata de un concepto complejo y multidimensional. es fácil imaginar que el autocuidado también lo será, siendo necesario -al igual que la salud lo es en los tres ámbitos- imprescindible el autocuidado personal, el autocuidado social y el autocuidado emocional.

 

Estilo de vida y hábitos

En en el desarrollo de la salud, entendida como un ente global, de cada uno de nosotros, intervienen numerosos factores que se van construyendo en interacción entre la biología (que nos predispone) y el ambiente (que modula). Así, nuestros estilos de vida se van constituyendo como comportamientos y actividades que llevamos a cabo en nuestro día a día en forma de hábitos.

Y ¿qué son los hábitos? pues no son más que comportamientos aprendidos resultado de las acciones que repetimos frecuentemente de manera automática y habitual. Son, en definitiva, una estrategia del cerebro para ahorrar esfuerzo, tiempo y energía. Pero, y aquí viene el quid, al igual que automatizamos acciones que son favorables para construir salud, también lo hace con aquellas que no son beneficiosas en absoluto.

Así, estos hábitos podrán ser más o menos beneficiosos dependiendo de que si con ellos vamos construyendo salud o creando daño. Es decir, construímos salud cuando nos alimentamos correctamente, realizamos actividad física con regularidad, dormimos bien, no consumimos tóxicos (alcohol, tabaco, etc), regulamos nuestras emociones sanamente, nos relacionamos con personas que nos tratan bien y nos tratamos con cariño cuando nos equivocamos. Por el contrario, estaremos creando hábitos dañinos cuando nos alimentamos mal, llevamos una vida sedentaria, domirmos menos de lo recomendable o no descansamos lo suficiente, consumimos tóxicos, nos guardamos nuestras emociones, nos enfadamos con frecuencia, tenemos estrés continuado, nos relacionamos con personas tóxicas o nos posicionamos en la crítica contínua hacia nosotros mismos, por poner varios ejemplos…

Evidentemente no tenemos control ni margen de acción sobre todos los factores que afectan a nuestra salud. Por ejemplo, si tenemos una predisposición genética hacia una patología determinada, o una serie de problemas económicos por pérdida o ausencia de trabajo, carecemos de recursos de apoyo…será complicado poder poner en marcha determinados cambios para mejorar nuestros hábitos. Pero en general lo cierto es que sí tenemos un amplio margen de actuación, y ahí es donde precisamente se encuentra la clave de todo: en centrarnos en qué podemos hacer.

 

Entonces, ¿qué no es autocuidado?

Responder a esta pregunta implica tener claro que el autocuidado supone un proceso de conocimiento y escucha para ser capaces de cubrir nuestras neecsidades, de manera que nuestras conductas vayan a favor de construir salud y bienestar, teniendo en cuenta aquellos factores sociales y ambientales (externos) que pueden favorecerlo o dificultarlo. Así, sería importante conocer cuáles son los tres pilares fundamentales sobre los que se sustenta el autocuidado, a saber:

  1. Mantener una actitud de valorarse y quererse uno mismo.
  2. Ausencia de actitud de autorrechazo
  3. Llevar a cabo acciones específicas para alcanzar nuestro bienestar

 

Y sería aquí, en este tercer punto donde podría surgir la polémica, cuando se equipara el autocuidado con llevar a cabo acciones relacionadas con el bienestar, el ocio, la belleza, siendo generalizadas muchas veces por parte de las redes sociales.  Esto no llevaría a una concepción sesgada, (autocuidado= a capacidad económica y cierto estatus), errónea y pudiendo, además ocasionar inevitables comparaciones y tremendas frustraciones personales.

Por lo tanto autocuidado NO sería

  1. Una acción lúdica porque si. Puede ser parte del autocuidado pero en si misma no tiene que obedecer a un objetivo específico de bienestar. El autocuidado individual debe responder a una necesidad real, concreta, a unos objetivos de salud para una persona en cuestión. A veces un viaje aunque nos parezca enormemente deseable no es lo que necesitamos en un momento puntual de nuestra vida; a lo mejor necesitamos revisarnos antes y trabajar otros aspectos para poder dedicarnos a este de forma plena y vivirlo como parte de nuestro descanso mental.
  2. Una señal de debilidad, sino todo lo contrario, un gesto de fortaleza. Priorizamos nuestra salud frenet a multitud de creencias y valores arraigados que perduran, y que pesan especialmente en las mujeres a las que nos persigue una herencia cultural que dificulta el ponernos en el centro y pensar en nuestro propio cuidado para poder cuidar a otros.
  3. Solo cuidado físico. Es una parte enormemente importante pero como hemos dicho va asociado al cuidado emocional y social.
  4. Igual para todos. No hay guías de autocuidado; lo que podemos encontrar son recomendaciones de hábitos saludables que si son genéricos para la población, pero el autocuidado debe ser individual y específico ya que las necesidades de cada uno de nosotros y nuestras circunstancias son diferentes.

 

Así, el autocuidado SI sería la via saludable que tenemos para controlar el estrés, lograr nuestro bienestar y tener la certeza, al final del día, de que estamos haciendo lo mejor posible por nosotros los mismos y por los que nos rodean.

 

Mujer que se quiere
Imagen: Cesar Mejías

¿Cómo nos cuidamos?

Aquí partiríamos del concepto de Flexibilidad como base de la salud mental. Porque nuestro cerebro gracias a la neuroplasticidad tiene la capacidad de aadaptar nuestra conducta y pensamiento a situaciones novedosas, cambiantes o inesperadas frente a la rigidez que nos puede ocasionar enorme sufrimiento. El poder valorar otros puntos de vista y otras opciones es un objetivo a alcanzar para lograr nuestras metas de salud.

Así, para cuidarnos no se trataría de llevar acciones sin más, por muy saludables que sean, sino que antes de elaborar nuestro plan personal debemos hacernos tres preguntas:

  1. ¿Cómo he aprendido a cuidar de mi? (¿Cómo me enseñaron a cuidarme?¿Sé expresar mis emociones?¿Me enseñaron a valorarme, a protegerme?)
  2. ¿Cómo me cuido? (¿Cómo me ocupo de mi?¿Lo hago igual que cuido a los demás? ¿Pido ayuda? ¿La acepto? ¿Cómo la recibo? ¿Escucho a mi cuerpo y a mis emociones? ¿Cómo es mi alimentación, mi descanso, mi actividad física…? ¿Qué me recarga y qué me descarga?¿Cómo son mis relaciones? ¿Cómo me trato a mi mismo? ¿Qué me digo cuando me siento mal?
  3. ¿Cómo quiero cuidarme? Y esta pregunta solo tendría respuestas individuales, personales y específicas, ya que como dijo T. Meil…

El cambio es una puerta que solo puede abrirse desde dentro

 

A partir de aquí, de esta valoración es cuando podemos comenzar a entrenar nuestro cerebro para instaurar nuevos hábitos saludables, y para ello las claves serán la CONCIENCIA, la CONSTANCIA y la PACIENCIA. De nuevo recurrimos a la flexibilidad ya que el cambio va a ser posible pero también va a requerir de un esfuerzo y un tiempo determinado.

Así, ¿cómo nos podemos cuidar?

A) Detectando qué hábito nos daña y queremos cambiar.

B) Estableciendo pequeños objetivos, medibles, alcanzables, accesibles…

C) Reforzándonos cada vez que vamos consiguiéndolos

D) Aumentando progresivamente la dificultad hasta aproximarnos al más relevante para nosotros

E) Manteniendo un discurso positivo con nosotros mismos, eliminando lso “no puedo” y los “debería”. Tenemos que centrarnos en nuestras capacidades físicas manteniendo un diálogo compasivo, entendido como amabilidad, y un equilibrio entre esos objetivos de salud y nuestras propias dificualtades, situación y realidad.

 

Obstáculos para alcanzar los objetivos de autocuidado

No siempre vamos a estar en disposición o vamos a lograr cambiar ese hábito y esto puede deberse a:

  • Falta de motivación. Nos vence la impaciencia o el desánimo y en estos casos es muy complicado. Quizás es necesario reformular objetivos o llegados a este punto pedir ayuda,
  • Retos son demasiado grandes o generales. Esto nos conduce a un bloqueo, Hablamos de objetivos basados en, por ejemplo, “estar bien”, “ser feliz”, “dormir bien”, “tener una alimentación sana”. Esto es inalcanzable, hay que concretar en pequeñas metas como “comer tres piezas de fruta al día” frente a ninguna, “realizar 15 minutos de ejercicio dos veces a la semana” frente al sedentarismo, “fumar 5 cigarrillos al día” frente a los 10 actuales, “salir de casa quince minutos antes” frente a llegar puntuales.
  • Establecimiento de varios cambios a la vez. El enfoque debe ser secuencial, no simultáneo
  • Falta de planificación. Aquí la espontaneidad no sirve. Igual un viaje sorpresa por parte de tu pareja, aunque sea un detalle precioso no es lo que necesitas cuando tienes un dolor crónico y llevas semanas sin dormir.
  • Los cambios no son factibles debido a nuestra realidad. Aceptar nuestra situación puede requerir un trabajo en relación con nuestra autoestima y puede no resultar sencillo, por lo que tendremos que pedir ayuda.

 

En conclusión, lo más importante que debemos llevarnos es que se trata de responder a unas necesidades de salud individuales, específicas cuyo objetivo final es lograr el mayor bienestar posible en nuestras vidas. Siendo un proceso que comienza por uno mismo, tendremos que contar con el entorno y los diversos agentes de salud, parte fundamental en el acompañamiento.

Y como guinda: decir NO, desintoxicarse de redes y silenciar/bloquear son ejercicios de autocuidado estupendos.

Cuidado personal
Ilustración: Agustina Guerrero

Podéis escuchar nuestra útlima Charla Saludesférica en la que Mónica de la Fuente y Vanesa Pérez conversan sobre la realidad del Autocuidado

Escucha”Charlas saludesféricas: Hablamos sobre autocuidado” en Spreaker.

Autor entrada: Vanesa Pérez Padilla

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

En cumplimiento de la legislación española vigente en materia de protección de datos de carácter personal y del reglamento europeo RGPD 3/2018 le informamos de:Responsable: Madresfera SLU + info

Finalidad: Gestión del envío de información solicitada, gestión de suscripciones al blog y moderación de comentarios. + info

Legitimación:: Consentimiento expreso del interesado. + info

Destinatarios: No se cederán datos a terceros para la gestión de estos datos.

Derechos: Tiene derecho a Acceder, rectificar y suprimir los datos, así como otros derechos, como se explica en la información adicional. + info

Información adicional:: Puede consultar la información adicional y detallada sobre Protección de Datos Personales en mi página web www.madresfera.com + info