Ruth Cañadas: “Pensar en un futuro donde la mirada esté puesta en la infancia me dibuja una sonrisa”

 

Ruth Cañadas comenzó a formarse en lengua de signos en 1998 pero no sería hasta 2012 cuando comenzara a organizar los primeros talleres con familias amigas tras observar el resultado de signar con Nico, su primer hijo.  Aquellos padres hicieron de “conejillo de indias” y un año después, en 2013, nacía Otanana, una web en la que a través de vídeos e información, Ruth enseña a las familias a comunicarse con sus hijos. ¿El objetivo? Hacer más sencilla la crianza y facilitar el vínculo emocional. A la web le han seguido multitud de talleres para familias, la publicación del libro ‘Manos que cuentan’ y un curso online en la Escuela Bitácoras,Lengua de Signos para bebés. Todo ello es el reflejo claro de que la maternidad puede ser un impulso increíble de nuestra creatividad. “La maternidad me ha dado alas para crear”, dice Ruth. Y nosotros damos fe de ello.

Tu experiencia como educadora infantil e Intérprete de Lengua de Signos te llevó a comunicarte con tus hijos mediante signos. Aquello fue sin quererlo el inicio de Otanana una web en la que enseñas a través de vídeos a signar con bebés para poder entendernos con ellos. ¿Cómo pasa de ser algo que haces con tus hijos a un proyecto como éste?
Cuando vi el resultado que tenía el uso de signos con Nico, mi primer hijo, empecé a enseñarlo a familias amigas para que lo usaran con sus hijos. Fue el inicio de mis primeros talleres donde había madres y padres haciendo de conejillo de indias, digamos. Ahí me di cuenta de que no era algo casual que me funcionara a mí solo sino que era un sistema de comunicación que podía facilitar la crianza a mucha gente. Es al ver a esos otros muchos bebés usar sus pequeñas manos para comunicar cuando me propuse compartirlo con el mundo para hacer accesible este método y difundirlo. Es ahí donde mis talleres empezaron a coger forma y donde empecé a perfilar lo que quería transmitir en ellos.

¿Qué importancia tiene la lengua de signos en el vínculo afectivo con los más pequeños?
Tiene una gran importancia. Los bebés se comunican desde el principio pero las personas adultas que les acompañamos no siempre entendemos lo que nos quieren decir. Esto genera muchísima frustración, tanto en los peques como en los adultos. Cuando se junta con el cansancio en el que nos vemos inmersos en los primeros años de crianza, se pueden generar situaciones donde nuestra paciencia se vea comprometida.
Los signos son una forma rápida de comunicación-comprensión. Los que sucede con su uso es que al final pasamos momentos más agradables con nuestro bebé, la frustración va a menos, ellos se sienten más seguros al ser entendidos y la sensación de satisfacción durante el día aumenta. Al final nos vinculamos con nuestro bebé de una manera más saludable porque hay una comprensión más afinada y eso mejora muchísimo la relación y el vínculo con ellos. Los signos son una herramienta muy facilitadora en la crianza.

¿A partir de cuándo y cómo podemos empezar a signar con nuestros hijos?
Yo recomiendo empezar cuando el bebé ha cumplido los 6 meses. Es una edad aproximada y realmente depende de la evolución de cada peque, pero es más o menos a partir de esa edad cuando van a estar más receptivos a este método. Básicamente es cuando el bebé empieza a tener una comunicación más hacia afuera, cuando empieza a prestar más atención a lo que pasa a su alrededor, cuando empieza a fijar la mirada, a imitar gestos sociales (lanzar besos, decir “adiós” con la manita…). Es ahí cuando nos podemos dar cuenta de que está preparado para poder ir asimilando los signos poco a poco.
Para empezar podemos elegir cuatro o cinco signos de rutina e ir mostrándoselos en nuestro día a día. El objetivo es que el bebé vaya relacionando los signos a las palabras, acciones, objetos… Y poco a poco ir ampliando vocabulario. Llega un momento en que es el bebé el que va marcando su propio ritmo de aprendizaje y la comunicación con signos va a ir evolucionando según sus necesidades comunicativas.

Podemos empezar a partir de los seis meses con cuatro o cinco signos de rutina e ir mostrándoselos en nuestro día a día.

¿Cómo mejora nuestra vida familiar entender las necesidades de nuestros hijos, lo que sienten, antes de que empiecen a hablar? ¿Es una forma de acercarnos más a ellos?
Como madre te puedo asegurar que el entender las necesidades de mis hijos a la primera ha mejorado nuestra vida familiar considerablemente. Pasar de intentar averiguar qué le pasa a que sea él mismo el que me diga que quiere comer un poco de plátano, que le molesta el pañal o que le duele la boca… Para mí el que mis hijos me hayan comunicado sus necesidades e intereses me ha parecido maravilloso pero además me ha acercado a ellos de una manera inexplicable. Cuando además, tu bebé te puede explicar lo que piensa, lo que se le pasa por la cabeza en un momento determinado, lo que recuerda, la emoción que recorre su cuerpo… eso me parece mágico. Creo que de otra manera esta comprensión y vínculo no sería posible y nos perderíamos mucho sobre su mundo interno. Sin duda, para mí la parte más bonita de todo esto es esta; el poder saber cómo ve el mundo a través de sus ojos, entenderle y colocarte en su mirada.

Cuentas en tu web que existen ya otras páginas que te enseñan a signar con bebés usando la ASL (American Sign Language) pero tú has optado por la Lengua de Signos Española. ¿Por qué usar signos de la Lengua de Signos Española?
Yo empecé a usar la LSE porque era la que conocía. Por mi formación sé que los signos de las lenguas de signos no son arbitrarios, sino que están relacionados con el entorno social donde habitan. Eso hace que nos comuniquemos corporalmente de una forma que sea algo diferente a otras culturas. En el libro pongo dos ejemplos claros donde se ve la diferencia de cómo hacemos en España el signo de “comer” y cómo se hace en los países de Oriente. O cómo decimos “te quiero” aquí y cómo se hace en ASL. La diferencia para mí es muy grande y está muy relacionada con la cultura.

Son muchos los países que han adaptado el Baby Signs a la lengua de signos de su país. Esa ha sido mi intención al usar la LSE para España. Aún así, para mí no es tan importante qué Lengua de Signos usemos con los bebés si nuestro objetivo es claro: mejorar la comunicación y el vínculo.

Los signos de las lenguas de signos no son arbitrarios, sino que están relacionados con el entorno social donde habitan.

Para algunos expertos lo natural es que si no existe ningún tipo de dificultad nos comuniquemos con los bebés y niños de manera completa. Signar, ¿implica que los signos no vayan acompañados de la parte oral?
Los signos son una herramienta comunicativa, es decir, no los vamos a usar de manera aislada porque no sustituyen al habla. Al ser un recurso comunicativo siempre van a ir acompañados de la parte oral. Es de esta forma en la que el bebé va a poder relacionar el signo con la palabra y el objeto, acción, emoción… que le estemos mostrando.

De la web, saltaste al libro con ‘Manos que cuentan’ (ObStare) y ahora tienes un curso en la Escuela Bitácoras. ¿Cómo ha sido la evolución de tu proyecto?
Mi idea es seguir llegando a más y más familias y profesionales. Creo profundamente en que los signos son una gran herramienta que facilita muchos procesos en la primera etapa de la infancia. En todo este tiempo no he parado de ofrecer talleres, tanto presenciales como vía online. Cuando me ofrecieron desde la Escuela Bitácoras la posibilidad de grabar el curso no me lo pensé dos veces. Es otra manera de llegar a más gente y que se puedan acercar a este maravilloso mundo viendo los vídeos grabados, a su ritmo y desde casa. Me parece una gran idea que además puede facilitar a mucha gente que no puede venir a un taller presencial.
El curso ‘Lengua de Signos para bebés‘ ha quedado muy completo, ameno y divertido. Contiene 12 lecciones, que puedes ver a tu ritmo, sin prisa. La verdad es que estoy muy contenta con el resultado.
Otanana sigue creciendo, poco a poco, pero con una base fuerte. Estoy abierta a propuestas nuevas: colaboraciones, nuevos proyectos… es de esta manera como siento que sigo evolucionando y creciendo.

Es habitual que a este tipo de talleres asistan las madres en mayoría. ¿Comienzan los padres cada vez más a interesarse por este tipo de recursos?
Los padres siempre han sido una minoría en mis talleres. He llegado, en algunas ocasiones, a conseguir un 50% de asistencia, pero muy pocas veces, la verdad. Es cierto que los padres que vienen tienen una implicación del 100% y muchas ganas de aprender. Muchas madres han empezado el método solas porque a la pareja no le convencía y después el padre me ha escrito para hacer el taller conmigo porque estaba alucinando con los resultados. Quiero creer que estamos viviendo un cambio de consciencia en general y que esto incluye la crianza de nuestros hijos donde los padres se interesan más, entran a debatir sobre sus roles, se reúnen, se implican, comparten, aportan y se interesan por este tipo de recursos que mejoran considerablemente la relación con sus hijos.

A ti, sin duda, la maternidad te trajo un proyecto bajo el brazo. ¿Crees que la maternidad despierta inevitablemente la creatividad?
En mi caso ha sido así. La maternidad me ha dado alas para crear. Con Nico es cuando empecé a elaborar en mi cabeza toda la idea de la web. Y con Emma escribí el libro, en los ratos en los que dormía mientras mamaba. Creo que la maternidad puede ser una de las grandes terapias personales que puede atravesar una persona. A mí personalmente me ha aportado un crecimiento personal increíble y una creatividad y conexión conmigo misma que nunca antes había sentido. Conozco a muchas mujeres que han empezado a crear sin parar después de ser madres. Creo que la maternidad sí puede conectarte con una parte creativa de ti misma que está dentro y de repente ¡se despierta!

La maternidad puede ser una de las grandes terapias personales que puede atravesar una persona.

Y, por último, cuéntanos. ¿Hacia dónde camina tu proyecto o hasta dónde te gustaría llegar?
Mi proyecto camina solo. La idea sigue siendo la misma: difundir esta forma de comunicarnos con nuestros hijos que va de la mano de una manera de criar basada en el respeto, la observación y la presencia. Llegar a más familias y profesionales y que no sea un método aislado sino que su uso se extienda para que todos los bebés del mundo sean escuchados en sus necesidades e intereses. Pensar en un futuro donde la mirada esté puesta en la infancia me dibuja una sonrisa.

 

 

Autor entrada: Diana Oliver

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