Reseña madresférica: “Tienes que mirar” de Anna Starobinets

Antes de empezar este libro es necesario inspirar hondo. Su lectura se abre como un estanque frío y oscuro. Una mano helada sale del agua y tira de ti llevándote al fondo. No quieres ver qué es aquello que te ha atrapado, solo deseas salir hacia arriba, liberarte de esa presión mortal y subir hacia la luz. Respirar. Solo hay un requisito para que “aquello” te suelte: tienes que mirar. Y entonces dudas, porque a veces el miedo puede ser más fuerte que la muerte.

Anna Starobinets es una joven periodista y escritora rusa que se ha dado a conocer por obras de ciencia ficción como Una edad difícil (2005), Refugio 3/9 (2006) o El vivo (2011). Tienes que mirar (2021), por el contrario, es un relato biográfico e intimista que, podríamos pensar, se sale de su género habitual. No es así en realidad, pues resulta igualmente (o quizás aún más) aterrador.

La condición de “no nacido” del hijo desaparecido trastorna el duelo envolviéndolo en un manto de silencio social y de culpa materna.

Tras una consulta rutinaria de embarazo, Anna -que se nos irá presentando durante el relato con sus apelativos familiares: An, Anya…-descubre que su bebé está destinado a morir al nacer. Starobinets nos irá contando su doloroso recorrido por las instituciones sanitarias rusas que, antes que un facilitador, parecen un muro contra el que estrellarse, así como la experiencia de su aborto en una clínica alemana. Esta será completamente opuesta en lo que respecta al enfoque terapéutico, aunque también traumática por lo que significa perder a un hijo. Y no solo eso, la historia no acaba con la consumación del aborto, sino que se detiene a describir y explorar la herida que deja ese acontecimiento, tanto en ella como en su familia.

Sin embargo, no se trata simplemente de provocar desasosiego ante una vivencia, sino que detrás de cada palabra se yergue una finalidad eminentemente práctica. El libro es un testimonio que no pretende contar, sino denunciar una situación silenciada y poco atendida, como es la muerte perinatal, así como las consecuencias que ese proceso tiene, no solo en la madre, sino en todo el núcleo familiar. La condición de “no nacido” del hijo desaparecido trastorna el duelo envolviéndolo en un manto de silencio social y de culpa materna.

“Toda la cola mira con expresión sombría, no exactamente a mí, sino al espacio vacío a mi lado.”

Toda esta situación se ve agravada por el contexto social en que vive Starobinets, Rusia, donde la rigidez de las instituciones sigue siendo una lacra en la que la paciente se convierte en un objeto deshumanizado que se aísla y cosifica. La autora extrae a causa de su experiencia diferentes conclusiones que son esenciales para el cuidado, como son la importancia de los rituales y la defensa de las fórmulas preestablecidas en las que se manifiesta la compasión, para así poder mantener un equilibrio entre la información y la emoción que esta puede provocar. En un proceso de enfermedad o patológico no solo importa el “qué”, sino también el “cómo”, no solo importa adónde se va, sino de qué manera. De este modo, se pone de manifiesto cómo el mismo diagnóstico puede provocar diferentes enfoques de comprensión en la persona que lo recibe, que pueden variar desde la negación traumática a la aceptación dolorosa pero terapéutica.

“No existen rituales ampliamente aceptados para expresar la compasión. Tal vez piense usted que esto no es importante, que nada de esto alivia. Créame. Es importante. Y alivia. Un poquito, pero alivia.”

Por otra parte,  Starobinets con su testimonio intenta convertirse en ayuda para otras mujeres. Su obra surge del dolor, pero también de la sororidad, como una herramienta con la que romper el aislamiento y la soledad en los que la rigidez de las instituciones recluyen a la mujer en este tipo de situaciones:

“Quisiera que alguien me tomara de la mano y me sacara de allí. Pero no hay nadie. Nunca vaya a sitios sola. […]. Llévese a cualquiera que le ayude a encontrar la salida. No la salida definitiva, simplemente la salida del edificio.”

La tremenda importancia del núcleo familiar también sale a la palestra. La desconexión forzada que la institucionalización provoca justo en el momento de mayor debilidad de la paciente es una barrera que, no solo no ayuda, sino que resulta una completa agresión. Frente a esto, Starobinets pone en valor el constante y necesario apoyo que su marido y su hija supusieron para ella. Este libro es un canto de amor y de agradecimiento. Un homenaje a lo que de verdad importa.

“Me siento como una lombriz cortada en dos mitades con un trozo de cristal”.

Starobinets combina su entrenada mirada escrutadora de la realidad con la fisicalidad de su dolor creando un relato punzante, lleno de aristas, poliédrico y vivo. Se nos aparecen dos “Annas”, la que observa y describe, frente a la que sufre y siente. Ella misma identifica esa esquizofrenia dolorosa:

“Me siento como una lombriz cortada en dos mitades con un trozo de cristal. Una mitad se retuerce, se humilla y suelta lágrimas y mocos porque quiere su ecografía. La otra apenas se mueve. Desprecia a la primera. Y le susurra: ¿Es que no ves que ese tío es un cabrón?”

Detrás de esa división interna no solo subyace la propensión estilística o literaria de Starobinets, sino uno de los grandes pilares del sufrimiento en estos casos: la culpa. Esa sombra, casi siempre presente en todo lo que rodea la maternidad, es aquí aún más profunda y oscura pues la sociedad no permite liberarla. Contar lo que ha pasado es otro pecado. No solo hay que sufrir, también ha de ser en silencio.

“La principal culpable de todo soy yo. Reviso mentalmente estas dieciséis semanas y encuentro muchos pecados. No me alegraba lo suficiente por la gestación de una nueva vida en mí.”

“Todos fingen que no ha pasado nada. Y claramente quieren que yo también finja.[…] Consideran que su deber es distraerme. No quiero distraerme. Quiero recordar. Quiero hablar de mi hijo muerto. Todas las conversaciones sobre temas circunstanciales me parecen insignificantes. Cuando me distraen las cosas no me resultan fáciles. Al contrario, se vuelven difíciles.”

Pero no solo ella tiene que abrir los ojos, esta es una tarea que la sociedad entera tiene que asumir.

Anna nos cuenta como la culpa nace y crece dentro y llega a manifestarse físicamente en forma de ataques de pánico. Y de nuevo aquí aparece otro de los grandes tabús contemporáneos: la salud mental. No siempre la relación entre el cuerpo y la mente es tan nítida como en este relato, y eso lo hace más valioso e ilustrativo. La maestría de la autora definiendo y describiendo sus síntomas produce tanto pavor como admiración.

-“Tienes que mirar”- le dicen a Anna las enfermeras y la psicóloga en la clínica en la que se le realiza el aborto. Y ella describe el miedo a ver a su bebé muerto con una sinceridad abrumadora, en la que se palpa la verdad del sentimiento y con la que es imposible no identificarse. A pesar de ocuparse de su propia vida, Starobinets conserva su fría y escrutadora mirada llena de detalles físicos y sensoriales que introducen a quien la lee dentro de ese pantano de sensaciones en las que se encuentra. Reconocer sus miedos, mediante la escritura de esta obra, es también otra forma de “mirar”, de hacer visible lo oculto para así poder encontrar un camino en su recuperación. Pero no solo ella tiene que abrir los ojos, esta es una tarea que la sociedad entera tiene que asumir.

A propósito de la importancia de abrir los ojos a realidades que nos asustan y muy relacionado con el duelo perinatal no quiero terminar esta reseña sin citar el proyecto de Ana Álvarez Errecalde: https://care.alvarezerrecalde.com/ en el que a través de la fotografía se acerca al dolor, a la pérdida, a la discapacidad…, desde la perspectiva de los cuidados, dando valor a pequeños detalles en los que rebosa la belleza, la tranquilidad, la calma y, a ratos, incluso la felicidad.

Anna Starobinets nos describe una dolorosa, necesaria y valiente inmersión en el dolor. Su mano helada te lleva hasta esas oscuras profundidades para enseñarte qué es lo importante, y para recordarte la importancia de un abrazo. Nada es igual después de abrir los ojos en esa oscuridad.

Tienes que leer Tienes que mirar.

Por Marta de la Fuente Carrillo


Ficha del libro

Título: Tienes que mirar

Autora: Anna Starobinets

Publicado por: Editorial Impedimenta

Fecha de publicación: 08-03-2021

Toda la info del libro

Autor entrada: Mónica

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