Raúl Bermejo: “La creatividad aporta a los niños seguridad en sí mismos, confianza y capacidad de reflexión”

Raúl Bermejo ha revolucionado el mundo de la educación y lo ha acercado a los padres y madres a través de su cuenta de Instagram Thinks for Kids, un canto a la creatividad y a una necesaria renovación educativa que sea “más lúdica y que parta de los intereses de los niños”. Tras el éxito de su primer libro, titulado igual que su cuenta en la red social de la fotografía, vuelve ahora a la carga con ‘Ser Maestro’ (Plataforma editorial), un libro en el que expone sus conocimientos y técnicas para ayudar a profesores que también han visto la necesidad de cambiar su forma de trabajar; pero también para motivar a los padres a desarrollar y potenciar la creatividad y el pensamiento crítico en sus hijos. En Madresfera no hemos querido dejar pasar la oportunidad de entrevistarle. 

La primera pregunta, Raúl, es obvia: ¿Qué es ser maestro?

Ser maestro es una profesión muy importante y por la que lucho cada día para que se reconozca cada vez más nuestra labor. A día de hoy es ser guía, ser alumno aprendiendo de tus niños y también enseñar. Y sobre todo ser maestro está muy asociado a la palabra vocación, que también se nos olvida algunas veces.

Hablando de vocación. Tú ibas para Teleco… ¿Qué te llevó a cambiar por completo tu orientación laboral y a ser maestro?

Desde pequeño tenía claro cuál quería que fuese mi profesión, pero un sistema que siempre te enfoca para profesiones que en un determinado momento tienen más salida o prometen mejor calidad de vida hizo que me aconsejasen que eligiese Ingeniería. Y bueno, no era feliz. Siempre se dice que los años de Universidad son los más felices y para mí no lo estaban siendo. Entonces lo dejé todo y me dije que iba a ser lo que quería ser.

Parece claro que el tiempo ha dado la razón a tu vocación…

(risas) Bueno, tampoco buscaba una razón. Al final siempre he tenido el apoyo de mis padres en todas las decisiones que he tomado, que es algo muy importante, y ellos dejaron que yo cometiera el error para aprender de él. Con 17-18 años tampoco eres lo suficientemente maduro para tomar este tipo de decisiones, pero yo lo veo como un aprendizaje que me sirvió para coger con más ganas mi profesión y para luchar con más fuerzas para ser lo que soy ahora.

“Ser maestro es ser guía, ser alumno aprendiendo de tus niños y también enseñar”

En tu nuevo libro entras de lleno en el eterno debate sobre la educación y los cambios que ésta necesita, que es tan viejo como la propia educación. ¿Por qué cuesta tanto implementar cambios en el sistema educativo, en la educación que reciben nuestros hijos? Y me refiero con la pregunta a la dificultad para hacer cambios a un nivel más general, porque sí es cierto que hay muchos profesores, como es tu caso, que ya estáis realizando esos cambios a título personal…

Porque realmente hay un factor muy importante en la educación, que influye mucho en ésta y que debería estar fuera: la política. Lo que no es normal es que en un país como España, cada cuatro u ocho años se cambie una Ley de Educación porque el Gobierno de turno así lo considera. ¿Qué pasa? Que en esas leyes no se tiene en cuenta a un claustro de profesores especialistas que somos los que pasamos diariamente mucho tiempo en el aula con los niños y sabemos a lo que nos enfrentamos cada día. Y eso es un grave error. A nivel personal, con mis cuentas en redes sociales, he intentado hacer ver que es posible una educación más lúdica, que parta de los intereses de los niños y que respete los diferentes niveles de desarrollo de los alumnos, porque cada niño es distinto.

Como decimos, tú eres uno de esos profesores, cada vez afortunadamente más, que por propia iniciativa empezó a experimentar nuevas metodologías y técnicas en el aula: ¿Cómo reaccionan los padres en un primer momento cuando un profesor les cambia de golpe y porrazo el concepto que ellos teníaN sobre el aula y el trabajo en clase?

La primera reacción siempre es de espectador porque al final estamos acostumbrados a una educación tradicional, de clase magistral. Cuando tú planteas determinadas cosas los padres se mantienen un poco en alerta, pero en cuanto pasan unos meses y ven la felicidad y la motivación hacia el aprendizaje de los niños ya se relajan y confían en tu trabajo.

Te hacía esta pregunta porque muchas veces da la sensación de que somos los padres también quienes tenemos que cambiar de mentalidad. ¿Por qué solemos dar tanta importancia a que nuestros hijos aprendan (sea como sea) en vez de al cómo se produce ese aprendizaje?

Porque estamos acostumbrados a ello y cuando nos sacan de la zona de confort no asustamos. En ese sentido no considero que sea muchas veces rechazo, sino más bien miedo al cambio. Al final parece que el maestro que no hace lo que se supone que se ha hecho siempre es que no hace nada, pero se nos olvidan muchas cosas como la educación en valores, las habilidades sociales, el desarrollo psicomotor… Hay mucho contenido a trabajar dentro de un aula más allá de la lectoescritura o de una suma o una resta.

“No es normal es que en un país como España, cada cuatro u ocho años se cambie una Ley de Educación porque el Gobierno de turno así lo considera”

Lo que es cierto, en todo caso, es que poco a poco, paso a paso, quizás demasiado lento, sí, la educación va cambiando…

Sí, claro. Ten en cuenta que cada vez hay más información. Hace 30 años no había tanta. Al final lo que muchos maestros estamos intentando inculcar hoy no es nada nuevo, sino que tiene sus bases hace muchos años, en algunos casos hasta 100 años. Por suerte cada vez las cosas van mejor y a la preocupación por los contenidos académicos se va uniendo la preocupación por formar personas.

Hace ochenta años no tenían un altavoz como internet, claro. ¿Qué importancia está teniendo en este cambio la red?

Mucho. Hace años había movimiento, pero el círculo era mucho más reducido. Ahora con las redes sociales y las nuevas tecnologías, que de nuevas no tienen nada, la información la tienes a tu alcance en cualquier momento. Sobre todo a nivel de profesores ha supuesto mucha motivación, porque hemos visto que no estamos solos luchando contra el sistema. En ese sentido, mi cuenta Thinks for kids lo que ha hecho es dar voz a muchos maestros de España y del mundo que se ven reflejados en mi trabajo y que luchan con los mismos objetivos que yo día a día.

Has mencionado tu cuenta de Instagram Thinks for kids, un canto a la creatividad con la que has llegado a miles de personas. ¿Te imaginabas este boom cuando la abriste?

No, para nada. Además de que no la hice con ninguna finalidad. Lo que quise hacer a través de esta cuenta era enseñar mi aula, poder ofrecer a otros docentes recursos. Sí que es verdad que tuve gran apoyo por parte de las familias, cosa que les agradezco eternamente, pero jamás imaginé tanta repercusión. La abrí más como un desahogo, porque siempre llegaba a casa o a un café con los amigos y me pasaba el rato hablando de lo que no me gustaba, de cómo veía a los niños llorar porque no eran capaces de hacer la letra minúscula…¡Y no eran capaces porque a los cuatro años no están preparados para ello! Así que como te digo fue un desahogo, jamás imaginé que tanta gente me iba a seguir o a estudiar mis métodos. Es conmovedor. Yo siempre me emociono cuando lo pienso.

“A los maestros internet nos ha hecho ver que no estamos solos en nuestra lucha por cambiar la educación”

Y según tu percepción, y hablando de creatividad, ¿Somos poco creativos (padres, madres y profesores) hoy en día?

Somos poco creativos porque nos da miedo salir de la zona de confort. Siempre se asocia la creatividad con el arte, pero no es así porque la creatividad está en todo: desde en cómo planteas una clase de filosofía hasta en la libertad que das a los niños para que tomen sus decisiones. Por eso más que de creatividad hablaría de pensamiento creativo, crítico y reflexivo. La creatividad es hacer pensar a los niños, que vean que no tiene que ser así porque sí, que un profesor o unos padres no siempre tienen razón. Hay que dejar al niño que se equivoque y que cometa errores.

¿Por qué consideras que es importante desarrollar esa creatividad en los más pequeños? ¿Qué les aporta?

Sobre todo les aporta seguridad en sí mismos, confianza y capacidad de reflexión. A mí mis alumnos me han dado muchas lecciones. Te voy a poner un ejemplo: atendemos a 27 niños en nuestras clases, así que un día había un nivel de ruido altísimo en el aula y yo, como soy humano, pegué un grito, cosa que en clase está totalmente prohibido. Entonces un alumno se levantó y me dijo: “Oye, Raúl, ¿por qué has gritado si no se puede gritar en clase ni a los compañeros?”. Ese es el pensamiento crítico. Él tuvo la confianza y la seguridad en sí mismo para decirle a su profesor que no lo estaba haciendo bien. Es un ejemplo fuera del arte de pensamiento crítico y reflexivo.

Y como padres, ¿cómo podemos ayudar a potenciar esa creatividad en nuestros hijos?

Es verdad que es complejo, porque la teoría siempre es muy fácil, pero la práctica no lo es tanto (risas). Para mí el problema es que siempre buscamos la perfección y perfecto no hay nada, porque todos cometemos errores. A modo de consejo, que yo no soy quién ni me gusta darlos, diría que hay que dejar ser a los hijos, dejarles ser ellos mismos, que tomen decisiones. Un ejemplo muy claro lo veo a la hora de vestirse: siempre tendemos a decirles qué es lo que tienen que hacer y cómo tienen que vestirse. Hay que dejarles a ellos desarrollarse y que ellos actúen siendo libres. Nos pasamos el día poniéndoles normas y no es lo mismo que haya rutinas que el tener unas normas tan impuestas que no dejan que desarrollen su personalidad.

Y para terminar, dices en el libro que somos las personas quienes hacemos los milagros. Y que en el ámbito de la educación sois los profesores quienes tenéis ese encargo. ¿Eres optimista? ¿Se avecina milagro?

Sí, sí, sí. En las presentaciones que estoy haciendo del libro me ha sorprendido mucho que vengan futuros docentes, de 20 años, que están estudiando la carrera y tienen muchas ganas de cambiar lo que ven en sus prácticas. Es impresionante la generación que viene, pero también la gente que lleva muchos más años que yo y que sigue con esas ganas de cambiar. Hay que ser optimista.

Autor entrada: Adrián Cordellat

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