#MiraQuéComes: La bomba de comida insana en el ocio infantil y familiar

 

Nuestra agenda #LoQueNosMueve2017 dedica el mes de julio a la concienciación sobre la importancia de una alimentación saludable con el HT #MiraQuéComes. El ocio familiar, tanto las comidas fuera de casa como las celebraciones infantiles, quedan muchas veces fuera de esa alimentación más sana y nos preguntamos: ¿Cuántas celebraciones hay en un año? ¿Qué ofrecemos a los niños en ellas? ¿Podemos mejorar la calidad de lo que comemos?

Por Diana Oliver

La mayoría de los adultos de las generaciones que nacimos en los 70, 80 u 90 vivimos nuestras fiestas de cumpleaños entre aperitivos, sándwiches de mortadela con aceitunas y piñatas. Normalmente eran fiestas sencillas, que se celebraban en casa y a las que acudían los amigos más cercanos. Hoy, muchos de aquellos niños somos padres y madres, y ahora nos toca a nosotros organizar la fiesta de nuestros propios hijos. Sin embargo, las fórmulas han variado mucho y actualmente disponemos de un sinfín de opciones a nuestro alcance: podemos hacerlo en casa, en un local de la urbanización o en un parque y hasta contratar castillos hinchables, animadores o cuidadoras, pero también derivarlo a una empresa externa que se encargue de la merienda y de las actividades. Es aquí donde locales como los parques de bolas comenzaron a tener un gran protagonismo de unos años a esta parte: ofrecen la merienda, el local dispone de un juego relativamente seguro y los niños están a cargo de monitoras.

Los menús de este tipo de establecimientos no brillan precisamente por su calidad nutricional. Para Sílvia Romero Canals, dietista-nutricionista y autora del blog Equilibra’t, es especialmente preocupante porque el problema de este tipo de lugares de ocio no solo es que los menús son completamente insanos, “también ocurre que son menús cerrados, abundantes, y no hay opciones saludables entre las que elegir; la bomba de comida insana en tan solo unas horas es tremenda”.

Mavi Villatoro, fundadora de Mammaproof y una de las autoras de la guía ‘Foodie Kids’, califica este tipo de menús infantiles de “atrocidad”. “Soy de la generación de los cumpleaños con bocadillos de pan bimbo, ganchitos y tarta casera. Recuerdo que estas meriendas eran realmente una excepción y que el resto de los días comía pan de verdad y nada de chuches. Fue durante mi niñez cuando el marketing alimentario se puso las botas sin freno ni cortapisas y se sentaron las bases “emocionales” de la comida basura”, explica Mavi.

 

¿Cuántos “por una vez” contamos en un año?

Según Carlos Casabona, pediatra especializado en nutrición infantil, hace 50 años “ya existían los perritos calientes, los ganchitos, las patatas fritas de bolsa, las bebidas azucaradas (había una marca que se jactaba de no llevar burbujas), las palomitas, los ositos, las galletitas saladas, los pastelillos y bollos industriales (bony, bucanero, tigretón, pantera rosa…) y la omnipresente crema de cacao”. La cuestión, según Casabona, no es la existencia de esos “productos poco saludables”, sino “la frecuencia de ocasiones en la que se toman, la precoz edad en la que se empiezan a consumir (vemos en guarderías “graduaciones” y “cumplemeses”), el tamaño de las raciones o de las bolsas de cumpleaños, y la gran variedad de productos que invitan a probar decenas de distintas combinaciones de sabores”.

La cuestión no es la existencia de productos poco saludables sino la frecuencia de ocasiones en la que se consumen y la precoz edad en la que se empiezan a consumir.

¿Qué efectos tiene esto en los niños? Para el pediatra el primer efecto es el de “acostumbramiento” a un modo de vida que se basa en una fiesta permanente: “en el cole han de divertirse y por eso los profesores programan, quieran o no, carnavales, “jaloguines” , fiestas de primavera, de otoño, etc. En el ambiente familiar también tienen lugar decenas de “ocasiones especiales”, todas con productos lúdicos alimenticios (cuesta llamarlos alimentos) como elementos indispensables y necesarios; esto provoca que una fiesta se parezca indisolublemente a otra y se pierda la facultad de tener recuerdos bien fijados que perduren en el tiempo, provocando un registro gris y aburrido de decenas de “ocasiones”, cumples, fiestas y salidas a restaurantes cualquier fin de semana, que se perderán para siempre. Otro efecto es que ante la excitación lógica y jolgorio de los niños, la exposición a productos insanos hace que consuman de manera inconsciente gran cantidad de los mismos, lo que unido a la alta frecuencia de eventos, consigue que la ingesta de comida basura al final del año sea muchísimo mayor de la recomendable”.

Los menús infantiles en los restaurantes

No solo son insanos los menús de las celebraciones, también lo son muchos de los menús infantiles que se ofrecen en los restaurantes a las familias. Se hizo eco de este problema Mavi Villaroto, para quien la necesidad y las ganas de transformar esta realidad se tradujo en una guía que recoge locales que ofrecen menús saludables para toda la familia. Nacía así en abril de 2015 #Foodiekids, “para implicar a diversos sectores de la sociedad en un objetivo global: aficionar a los niños al buen comer”.

#Foodiekids nacía en 2015 para aficionar a los niños al buen comer.

Y es que no es fácil encontrar locales que apuesten por menús más saludables y que no caigan en el combo filete de pollo empanado, refresco y helado de postre. “Las familias siguen siendo vistas como incompatibles con otro tipo de público en muchos restaurantes y los restaurantes que se preocupan por ofrecer una comida de calidad tienen mucho miedo de ser encasillados con la etiqueta “familiar””, asegura la fundadora de Mammaproof.

Además de la guía #Foodiekids, han surgido otras iniciativas en este sentido como, por ejemplo, y según nos informa Carlos Casabona, las llevadas a cabo por el Ayuntamiento de Platja d’Aro, localidad gerundense donde se programan actividades, talleres y charlas durante la primavera con buenas ideas gastronómicas, elaboradas por dietistas titulados, a las que se adhieren los restaurantes de la zona para que niños y adultos dispongan de una mejor y más saludable oferta gastronómica.

Casabona recalca que no son necesarios los menús infantiles ya que desde antes del año de edad los pediatras sugieren a las familias que todos coman lo mismo. “Si de bebés ya decimos eso, ¿por qué reducir el menú de un día especial a tres o cuatro platos típicos (espaguetis o macarrones con tomate, pollo o escalope con patatas fritas y helado de postre)? Los niños tienen derecho a compartir con sus padres la variedad y la calidad que presentan las cartas para adultos”.

El pediatra especializado en alimentación infantil propone una solución sencilla: “podemos explicarle a los niños que pueden compartir el plato de su madre o de su padre. Sobre todo es interesante en niños menores de seis o siete años porque en realidad necesitan poca cantidad, mucha menos de la que suelen poner en los típicos y obesógenos menús infantiles. Yo mismo lo hacía con mis hijos cuando eran pequeños”. Y si no les gusta lo que los padres escogen, siempre queda el recurso de compartir entre los niños un plato normal de la carta de adultos o si cada niño quiere algo distinto, pedir al camarero que aunque sea un plato de la carta adulta, que ponga menos cantidad, reflejándose, lógicamente, en el precio, pues no están los tiempos para tirar el dinero o la comida, que es lo que sucede en demasiadas ocasiones.

 

El valor de la información

Al final la mayoría de los padres que optan por los menús infantiles en los restaurantes y en las celebraciones infantiles lo hacen pensando “en lo mejor”, con toda la carga emocional que lleva aparejado. De hecho, los propios establecimientos al final ofrecen lo que se les demanda. Entonces, ¿nos falta información para poder hacer frente a esta normalización de lo insano? Opina Carlos Casabona que información sobre lo que es insano “sobra”, porque los medios reflejan diariamente todos los temas de actualidad como el exceso de azúcar oculto, el insano aceite de palma como grasa (que está presente en infinidad de procesados), la epidemia de sobrepeso infantil… Pero los cambios en la alimentación de los niños no se acaban de materializar.

Los cambios en la alimentación de los niños no se acaban de materializar.

“Recientemente en una charla en un cole, me sorprendió que los niños sabían describir las características negativas del aceite de palma, sin embargo, casi todos llevaban galletas o bollería que lo contenían, como pudimos comprobar. Es decir, el conocimiento existe pero los cambios de hábitos no se producen. De ahí que cada día se abran nuevos centros de psiconutrición que actúan en cierta manera como centros de desintoxicación de los alimentos hiperprocesados que han enganchado a miles de niños y adultos”, reflexiona el pediatra.

Para Casabona, “nuestra misión como padres o como divulgadores de mensajes adecuados para la población es convencer a las familias de la necesidad de limitar y disminuir la gran cantidad de celebraciones, y mejorar la calidad, cantidad y frecuencia de las ingestas de esta gama de productos lúdicos insanos, intentado “reconfigurar” el cerebro de otros padres, amigos y niños, aumentando la oferta y la exposición, tanto en la vida diaria, como en las fiestas, de alimentos sanos bien presentados, bien preparados y rodeados de actividades divertidas que deberían de ocupar la mayor parte del presupuesto a la hora de organizar eventos, tanto en casa, como fuera”. Más difícil es cambiar la oferta de ese “fuera” de casa. ¿Qué decirles a quienes dirigen parques infantiles, ludotecas o restaurantes? “Que ofrezcan alimentos saludables y apetecibles como fruta tropical cortada, brochetas vegetales, boles de hummus o guacamole con bastoncitos de zanahoria o palitos de pan para untar, postres de polos de fruta natural (es sencillísimo de preparar ). En definitiva, que abandonen las aburridas patatas fritas o ganchitos y para beber, agua fresca en vez de bebidas hiperazucaradas, presentada en bonitos vasos que ellos mismos pueden decorar”.

Una puerta al optimismo

Afirma Mavi Villatoro que las nuevas generaciones de padres vuelven a buscar alternativas de ocio para compartir con sus hijos, algo que “ya de por sí es sano”. Y entre esas alternativas, como demuestran las recomendaciones de locales que hacen desde Mammaproof, se cuelan cada vez más lugares a los que es posible ir a comer con niños o celebrar un cumpleaños sin convertirlo en una bomba de comida insana. “Desde nuestra plataforma hemos visitado y recomendamos en nuestra guía lugares de ocio tan innovadores como por ejemplo Casa de Fieras, en Madrid, o El Cau, en Barcelona”, espacios en los que ese deseo de Casabona comienza a materializarse y para quien es muy buena noticia que cada día “haya más concienciación”.

Para la nutricionista Sílvia Romero que cada vez haya más opciones saludables en el ocio infantil es una buena noticia pero sugiere que la tarea de educar en alimentación la comencemos desde nuestra propia casa a través del ejemplo, pero también confiando en nuestros hijos: “Los niños comerán lo que estén acostumbrados comer. A veces el problema lo tenemos nosotros pensando que no les gustará, dudamos, y al final no les ofrecemos alternativas saludables por miedo a que las rechacen. Probad, quizá os sorprendáis”.

Concluye Casabona que las fiestas al aire libre, en un parque, en una pineda, llevando alimentos y preparaciones sencillas de casa, también es una opción muy buena que se debe siempre considerar, sin tener necesidad de recurrir empresas especializadas. “Comeremos mejor y nosotros mismos programaremos los juegos y actividades que pueden desarrollar. Además, nos costará menos dinero y pasaremos un tiempo divertido con nuestros hijos y el resto de familias”.

#MiraQuéComes

 

 

Autor entrada: Diana Oliver

1 thought on “#MiraQuéComes: La bomba de comida insana en el ocio infantil y familiar

    laura

    (25 junio, 2018 -11:50 am)

    Por comer con mucha moderación no pasa nada

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