Madresfera

Esta es la historia que hace 1 mes me torció el día y ahora la cuento en un tono que es una mezcla entre enfado, tristeza, agotamiento psicológico y risa.
Tengo 2 niños, uno de 8 años y otro de 5. El pequeño llegó a mi vida para hacerme despertar, para activarme como un tiovivo cuando le echas la moneda y empieza a dar vueltas.
En mi casa, la crianza diaria, más que un tiovivo es la atracción del barco vikingo que sube y baja y solo descansa y está parado mientras el señor que la maneja duerme.
Resulta que estábamos en casa los 4, mamá limpiando, papá haciendo unos arreglillos que hacían falta y los niños jugando.
Empezamos a escuchar como los príncipes (casi destronados ese día, después lo entenderéis) empezaron a discutir:
-Que me toca a mí tonto
Decía uno.
-Que no, que tu has hecho trampa
Contestaba el otro.
Papá empezó a respirar, pero yo, que estoy convencida que sí se puede criar con calma y paz (aunque yo todavía no lo he conseguido☺) le dije que no les dijera nada, que los dejáramos que resolvieran sus conflictos entre ellos solos que no podíamos siempre hacer nosotros de mediadores.
Los golpecitos en el sofá en plan estoy enfadado sonaban, las pequeñas voces diciéndose tonto tu tonto tu también se escuchaban aunque flojito porque sabían que eso nos iba a hacer saltar, pero de repente, sonó algo fuerte y el silencio entre ellos se hizo sepulcral. Pasados unos segundos el mayor empezó a decir:
-Madre mía, madre mía, te van a matar.
Esa frase nos puso los pelos de punta, mi marido y yo nos miramos y no sabíamos si salir corriendo para que había ocurrido, coger las llaves del coche e irnos de cena o respirar profundo y enfrentarnos a lo que fuera aquello que acababa de pasar en la habitación contigua.
Al final como seres racionales decidimos respirar profundo y enfrentarnos (tengo que reconocer que la segunda opción también hubiera estado genial😂) y juntos fuimos a ver la sorpresa que nos tenían preparada.y ahí estaba: 49 pulgadas, led, smartv. Ahí estaba ella con la imagen como en la película de Poltergeist, despidiéndose de nosotros, y debajo de ella el mando, todavía mareado del viaje que recorrió entre la mano de mi hijo y la pantalla de la que había sido hasta ese día su inseparable amiga.
El autor, con las manos en la cabeza pensando la que acababa de liar.
No hizo falta regañarle. La frase “lo siento” no dejó de salir de su boca en todo el día.
49 pulgadas, 49 gritos hubiera pegado yo ese día, 49 kilómetros con la música a tope, 49 ciudades me hubiera recorrido ese día y 49 clases de yoga necesitaba para bajar ese día la tensión.
Y así pasamos un maravilloso día de verano entre intentando que alguien nos la pudiera arreglar y recorriendo todas las tiendas donde vendían televisiones.
El barco vikingo ese día subió de más y así es la crianza diaria, subiendo, bajando,respirando profundo y haciendo yoga que es lo que me ayuda a no salir corriendo en momentos como los de ese día.
Pero cuando se duermen y voy a taparlos antes de acostarme ,los miro y me digo a mi misma:
-Nadie dijo que fuera fácil.

Crianza cotidiana Forever.

Firmado: La Mamá del Incienso

Esta es una sección en la que escuchamos vuestra voz.

Queremos leer vuestras historias, qué supone para vosotros la maternidad, la paternidad.

Podéis enviarnos vuestras historias de crianza a info@madresfera.com

¡Queremos leeros!