En sus zapatos: teatro para educar en la convivencia y en la no violencia

Cuenta Pax Dettoni, antropóloga, dramaturga y fundadora de Teatro de Conciencia, que tras trabajar varios años formando a profesores en educación emocional, expuesta a la violencia que se respiraba en las aulas, concluyó que ésta no pasaba solo por los niños, sino que en la violencia escolar intervenían otros muchos actores (profesores, monitores, padres y madres). Y a partir de esa conclusión empezó a tomar forma un proyecto que permitiera trabajar a la vez con todos los actores implicados en la violencia, pero no únicamente con el fin de evitar la violencia, sino con el objetivo último de construir convivencia, “porque si construimos convivencia no habrá violencia”.

Nacía así En sus zapatos, un proyecto que hace del teatro de conciencia y de la educación emocional las herramientas para fomentar una convivencia en armonía y prevenir el acoso escolar. Lo primero, por tanto, es definir las herramientas. Define Dettoni el teatro de conciencia como un tipo de teatro “que se pone al servicio de las emociones para personificar el interior de las personas”, de forma que éstas son personajes, pero también lo son las emociones y los sentimientos. Esto permite ver a los participantes cómo a través de un pensamiento se activa la emoción, que también activa al cuerpo y encontrar modos para gestionarla. “Trabajamos mucho el empoderamiento, esa fortaleza interior que permite que alguien habite sus emociones y sus pensamientos y que no sea al revés y la persona se ponga al servicio de sus emociones, ya que cuando somos violentos nos estamos poniendo al servicio de nuestra rabia y debería ser al revés”.

La segunda herramienta es la inteligencia emocional, que Pax compara metafóricamente con un martillo. Con él puedes crear un puñal para hacer daño, pero también algo que proteja a la comunidad: “La educación emocional es un puente que permite alcanzar nuestros objetivos como son gestionar las emociones o ponerse en la piel del otro, que no es educación emocional pero sí necesita de ésta para su desarrollo. Es decir, tú puedes querer ponerte en la piel de otro para manipularle o puedes hacerlo para ser compasivo. La inteligencia emocional en sí permite unas habilidades, pero al servicio de qué ponemos esas habilidades no es inteligencia emocional, es algo más. Por eso en nuestro programa hablamos de empatía activa, que implica ponerse en la piel del otro y actuar en consecuencia, abriendo las puertas a la compasión, a la solidaridad o al perdón”.

“La inteligencia emocional en sí permite unas habilidades, pero al servicio de qué ponemos esas habilidades no es inteligencia emocional, es algo más”

Diferenciar entre niños y comportamiento

El nombre de este proyecto educativo, En sus zapatos, ya dice mucho del mismo, de esa búsqueda de ponerse en la piel de, de desarrollar la empatía. Por eso, quizás, en el programa no existen acosadores y acosados, sino que se habla de niños que cometen agresiones y niños que las reciben. “Diferenciamos mucho entre el comportamiento y el niño, porque el comportamiento puede ser modificado, el niño no”, afirma Pax Dettoni.

Y tras ese comportamiento violento se esconde aquello que habita en el niño, “que generalmente suele ser dolor”. Un dolor con el que, según la dramaturga, en nuestro contexto social actual están cargando muchos niños por problemas familiares y económicos, y por el poco tiempo que pueden dedicarles sus padres. “Todo eso genera dolores emocionales (tristeza, rabia, miedo) que si uno no aprende a gestionar luego acaban saliendo”, dice. Muchas veces estallando en forma de violencia contra sus iguales. “Un niño cuando agrede está sufriendo. Si lo que hacemos es apartarle, castigarle y señalarle, lo que hacemos es aumentar su dolor, incrementando las posibilidades de que siga agrediendo, a otros y a sí mismo”.

“Diferenciamos mucho entre el comportamiento y el niño, porque el comportamiento puede ser modificado, el niño no”

Por eso es tan importante la gestión de las emociones, la empatía activa, la solidaridad y el perdón. Por eso es tan importante ponerse en la piel del niño que ha tenido un comportamiento agresivo. “Si el niño que recibe la agresión comprende que ese otro niño no lo ha hecho por él, sino porque no sabe gestionar su propio dolor, la mirada compasiva de éste permite que lo pueda perdonar y no cargarse a sí mismo con un dolor que se va a multiplicar hacia otro, en una cadena interminable de violencia”, argumenta la dramaturga.

La importancia de implicar a toda la comunidad educativa

Por el momento, el proyecto En sus zapatos se ha dirigido a alumnos de 5º y 6º de primaria por dos motivos fundamentales: por un lado porque a esas edades empieza a haber un repunte de los casos de acoso escolar; por otro porque el programa también sirve para dar herramientas a los niños en el paso de primaria a secundaria, “un salto muy traumático del colegio al instituto cuando solo se tienen 12 años”.

Pero el proyecto, que se lleva a cabo dentro del horario lectivo, no solo se dirige a los niños de un colegio, sino que también implica a todos los miembros de la comunidad educativa, desde profesores hasta padres pasando por los monitores del comedor o los cocineros, ya que como explica Pax Dettoni, “todos somos modelos” en lo referente a una educación emocional que para los niños “es un tema de modelaje”, de ejemplo: “Sería muy irresponsable por nuestra parte pensar que la violencia escolar pasa solo por los iguales de niños. La violencia escolar pasa por todos, también por la sociedad, solo hace falta encender la televisión. Al final las escuelas no dejan de ser un espejo de algo que está sucediendo a nivel social: nos está costando convivir”.

“Sería muy irresponsable por nuestra parte pensar que la violencia escolar pasa solo por los iguales de niños. La violencia escolar pasa por todos, también por la sociedad”

Por eso es tan importante la selección de escuelas que han realizado en esta primera fase del proyecto. Cinco escuelas muy diferentes entre sí que les van a permitir “desarrollar una metodología que sea lo más transversal posible para todo tipo de colegios públicos”; pero también cinco escuelas que tienen un punto en común: la implicación de toda la comunidad educativa con la educación emocional: “El éxito del programa no pasa solo por nuestra metodología, sino que pasa también por la implicación y la toma de conciencia de todos los implicados, porque cuando acaba nosotros nos marchamos, pero el tutor y el colegio siguen. Nosotros plantamos una semilla que la comunidad tiene que regar”.

Una semilla que según la experiencia en el primer colegio en el que se ha llevado a cabo el proyecto, el CEIP Vicente Aleixandre de Torrejón de Ardoz, deja huella en los niños, tal y como reconocen los docentes del centro, que según Dettoni les han trasladado como los pequeños han acabado aprendiendo “a resolver sus conflictos solos”, lo que también se ha traducido en un menor número de conflictos, “algo que es fundamental para la convivencia”.

Tras el paso por CEIP Vicente Aleixandre, el programa En sus zapatos se está impartiendo ahora en el CEIP Dulcinea de Alcalá de Henares y en el CEIP Costa Rica del distrito madrileño de Aluche. Durante el tercer trimestre, por su parte, se pondrá en práctica en el CEIP Aula III en Fuenlabrada y el Colegio Rural Riscos de Villavieja (Extremadura). La idea es hacer el proyecto “replicable y escalable” y, en última instancia, actuar a modo de lobby educativo para conseguir capacidad de incidencia en la política pública. “Queremos que este trabajo que estamos haciendo desde una iniciativa civil pueda estar dentro de una Ley, que se regule la educación emocional tanto en la formación del profesorado como en espacios lectivos dentro del aula, y que la educación emocional esté incluida de forma transversal en el currículo”, argumenta la fundadora.

Sería un paso más para acercar la paz a las aulas y, desde ellas, a la sociedad en su conjunto, porque como explica Pax Dettoni para que exista paz “tenemos que ser capaces de pensar en algo más que en nosotros mismos o en lo material, porque al final la paz es saber convivir con uno mismo y con los demás a pesar de las diferencias”. Y esperanza, al menos si nos atenemos al entusiasmo de la dramaturga, hay, porque está viendo niños “que van con una marcha más”, receptivos, ágiles, implicados, “con una capacidad para hablar de su interior que no existía en nuestra generación”.

*Puedes colaborar con el proyecto En sus zapatos poniendo tu granito de arena en esta campaña de micromecenazgo.

 

Autor entrada: Adrián Cordellat

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