Adolescencia: ¿demonización o cuestión generacional?

La adolescencia es un proceso normal que transcurre entre los 10 y los 14 años. Sin embargo, muchos padres temen su llegada alarmados por la cantidad de mensajes negativos que reciben. ¿Demonizamos sistemáticamente a la adolescencia? ¿Le tenemos miedo o simplemente repetimos patrones generacionales? Lo analizamos en el siguiente artículo.

Por Diana Oliver y Adrián Cordellat

Hace unas semanas una fotografía tomada en 2014 por Gijsbert van der Wal, historiador de arte y periodista, volvía a viralizarse en redes sociales a través de una publicación en la página de Facebook de la revista Negratinta. La imagen en cuestión mostraba a un grupo de adolescentes en la sala que alberga el cuadro más conocido de Rembrandt, ‘Ronda de noche’, en el Museo Nacional de Ámsterdam. Todos aparecían en la imagen mirando el móvil. El autor de la fotografía explicaba en Flickr que aunque se trataba de “un grupo de estudio usando una aplicación de móvil del propio museo”, le sorprendía enormemente la escena y ponía en duda el interés de los jóvenes en la actualidad por el arte. La imagen lleva dos años dando vueltas por el mundo y ha despertado multitud de reacciones, la mayor parte de ellas criticando a los adolescentes, y esto pese a que otro fotógrafo, Jan Postma publicara otra imagen del mismo grupo, el mismo día, absorto ante otra de las pinturas del museo demostrando así que, efectivamente, la consulta del móvil formaba parte de la visita. ¿Demonizamos sistemáticamente a la adolescencia? ¿Le tenemos miedo o simplemente repetimos patrones generacionales?

 

El temor de los padres a la etapa adolescente

“La adolescencia es un proceso normal y natural que se inicia entre los 10 y los 14 años con un conjunto de cambios físicos y conductuales que varían en función de cada niño, de su experiencia de vida, de su apoyo exterior, y de su desarrollo interior”, explica Elisa Rodríguez Siguero, psicóloga del Centro Raíces. Una etapa muy vulnerable que, según la psicóloga, se caracteriza por “un pensamiento más egocéntrico, la construcción del autoconcepto (lo que los jóvenes piensan de sí mismos), el autodescubrimiento, el deseo de intimidad o el interés de pasar más tiempo con los amigos”.

Este proceso de madurez, caracterizado por tantos cambios, no es igual para todos los niños, y esto es algo que genera cierta angustia o preocupación cuando se desconoce. “Tendemos a comparar el nivel de madurez de los adolescentes, tratando de que todos vayan al mismo ritmo sin comprender que estamos ante un proceso sumamente delicado y vulnerable, ya que todavía no tienen las herramientas para enfrentarse al mundo adulto”, señala la psicóloga de Raíces. Entonces, ¿qué podemos hacer como padres ante la llegada de la adolescencia? “Darles tiempo y guiarles para que sean capaces de tomar sus propias decisiones de la manera más correcta, huyendo siempre de los estereotipos catastrofistas y fomentando una comunicación que tenga en cuenta que el adolescente ya no es un niño. Es fundamental compartir tiempo con nuestros hijos, mostrarles cariño, darles seguridad, servirles como ejemplo y aceptar que puede que rechacen todo esto, ya que están metidos en un torbellino de cambios internos y de búsqueda de su individualidad”.

La adolescencia se aracteriza por un pensamiento más egocéntrico, la construcción del autoconcepto, el autodescubrimiento, el deseo de intimidad o el interés de pasar más tiempo con los amigos.

Importante ese valor del ejemplo del que habla Elisa y que comparte el profesor de Sociología de la Universidad de Huelva y miembro del Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia (GSIA), Iván Rodríguez:“Detrás de un adolescente hay casi siempre también un padre o una madre (o los dos). Pensamos que son de Marte, pero en realidad son un reflejo paradójico de nuestra propia manera de vivir la vida como adultos”. Un dato a tener en cuenta ya que si bien es cierto que, como apuntan muchos acerca de la famosa imagen viral de Gijsbert van der Wal, ésta debería servirnos para tomar conciencia de que hay adolescentes que pasan demasiado tiempo pegados al móvil o la tablet, no podemos pasar por alto que detrás de un adolescente hay un adulto y un entorno social que también hace uso de la tecnología.

 

adolescencia

La sociedad ante la adolescencia

Pocos no recordaremos a nuestros padres espantados ante nuestra música o nuestra forma de vestir, de hablar o de comportarnos durante nuestra etapa adolescente. Y probablemente, sus padres, nuestros abuelos, opinaran exactamente lo mismo de sus hijos. Para el sociólogo Iván Rodríguez esto es algo que tiene una explicación plausible: “Los adolescentes están permanentemente expuestos, observados, lo que da pie a que se desarrollen muchas expectativas en torno a ellos, pero también a que sea más fácil juzgarles conforme a estereotipos muy superficiales. No creo que haya habido una sola generación que no pensara al llegar a adultos que vivieron un tiempo más razonable que el que viven los adolescentes que conocen”.

Explica el sociólogo que “a pesar de que la mayor parte de nosotros recordamos nuestra adolescencia como un período feliz y rico en nuestra vida, y a pesar de que las encuestas en las que son preguntados revelan que los adolescentes se sienten en general felices con su vida, acabamos siempre volviendo al retrato del joven aferrado a su vida turbulenta de excesos y problemas con la autoridad, las drogas o el alcohol, los estudios, los padres, etc. Creo que en nuestro contexto social se practica una auténtica “jovenfobia” (si se puede llamar así); la adolescencia es una enfermedad que sólo puede curarse con la edad.”

De la misma opinión es la psicóloga Elisa Rodríguez que ve en este contexto social un gran impedimento para que los adolescentes puedan vivir “un proceso de maduración no tormentoso y respetuoso con el propio ritmo de cada individuo”. Algo que no ocurre en otras culturas en las que, según la psicóloga, “la sociedad aporta ritos de transición que guían al adolescente en el proceso de cambio”. El miembro del grupo GSIA añade a esto que “en muchos países es habitual encontrar a personas jóvenes desempeñando puestos de responsabilidad o liderando procesos sociales de todo tipo: se confía en ellos, se les alienta y estimula”.

 

temor a la adolescencia

El papel de los medios de comunicación

Para Iván Rodríguez los medios de comunicación tienen un papel fundamental en la imagen que tenemos de la adolescencia ya que, en su opinión, “sirven para reforzar los peores estereotipos, aprovechando que esos estereotipos son ampliamente usados por la población y no existe una sensibilidad especial hacia mostrar una imagen más respetuosa de este colectivo. ¿Te imaginas un libro que se llamara ‘Cómo manejar a tu mujer’ que no fuera inmediatamente un escándalo? La imagen del adolescente está completamente criminalizada y distorsionada”.

No comparte la misma visión Cecilia Jan, periodista y coordinadora de la sección ‘De Mamas & de Papas’ del diario El País, que no tiene la sensación de que “se demonice ni se maltrate especialmente la imagen de los adolescentes en los medios” ni de que los medios de comunicación “tengan un papel destacable en la visión que la sociedad tiene de la adolescencia”. Sí ve que “hay una mezcla” de informaciones. Por un lado, “las noticias que forman parte de la propia naturaleza del ciclo informativo (y que suelen ser negativas: la niña muerta en un botellón, datos de consumo de alcohol, acoso escolar…)” y, por otro lado, reportajes más extensos y atemporales “que responderían a la comprensión y conocimiento de la adolescencia”.

Opina Jan que es importante que ambos tipos de noticias se publiquen ya que sirven tanto para tener información como para concienciar: “Muchos padres no saben que su hijo de 13 años puede hacer botellón, o puede que vean normal que lo hagan y que lo asuman como una forma normal de diversión. Las noticias referentes al mismo les pueden hacer reparar en sus riesgos. Lo mismo cuando se informa del acoso escolar o del sedentarismo. No creo que los medios den la imagen de que sea un colectivo que no hace nada bueno, sino que sirven para llamar la atención sobre problemas comunes, lo que posiblemente contribuya a aumentar la concienciación. Es como si pensar que por informar de los casos de violencia de género, estamos demonizando a los hombres”.

Por último, la periodista apunta a la cuestión generacional de la que hablaba el sociólogo Iván Rodríguez como algo que influye directamente en el concepto social que se tiene de la adolescencia: “Todas las generaciones mayores miran con cierto recelo a los adolescentes. Lo hacían nuestros padres con nosotros, nuestros abuelos con ellos, solo que , ahora en vez de quejarnos de que están todo el día en la calle vete a saber con quién, nos quejamos de que están todo el día encerrados en sus cuartos mirando el móvil y chateando, también vete a saber con quién. Pero luego, con una mezcla de suerte, educación y porque es ley de vida, salen adelante, atraviesan esa edad de las hormonas y el carácter disparados, y se convierten en jóvenes responsables. Y no creo que los medios contribuyan especialmente a nada de esto”.

 

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Autor entrada: Diana Oliver

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