Rincón en rosa: El Cortisol (hormona del estrés) va de la mano con el cáncer

Muchos estudios científicos desvelan que el estrés es un arma poderosamente peligrosa para nuestra salud. En ese estrés está implicada una hormona producida por las glándulas suprarrenales, situadas en la parte superior de los riñones y ante causas de estrés máximo como la pérdida de un ser querido, pérdida de un trabajo, problemas económicos, separaciones y problemas con la pareja entre muchos otros, esta glándula suelta lo que se llama Cortisol.
 
En situaciones normales el cortisol se libera en pequeñas dosis que tienen un efecto positivo para nuestra salud, pero cuando pasamos a estar estresados, esa sustancia se eleva al máximo, y es cuando entonces causa más daño que beneficio.
 
Cuando libera pequeñas dosis en nuestro cuerpo, estos son algunos de los beneficios que obtenemos:
 
– Ayuda al cuerpo a equilibrar el efecto de la insulina para mantener el azúcar en la sangre en el nivel adecuado y el uso de azúcar y grasa para obtener energía.
– Ayuda al cuerpo a controlar y responder al estrés.
– Ayuda a regular la presión arterial.
– Ayuda a regular el sistema inmune.
– Tiene efectos antiinflamatorios y antihistamínicos.
 – Participa en el metabolismo y en la homeostasis de agua y electrolitos entre otros. 
 
En cambio, el cortisol a elevadas dosis es responsable de una amplia gama de acciones fisiológicas dentro del organismo que no son tan buenas.
 
– Incrementa los niveles de azúcar en la sangre.
 
– Disminuye la acción del sistema inmunológico.
 
– Disminuye la formación ósea.
 
El cortisol a elevadas dosis también se ha relacionado directamente con la formación del cáncer, al deprimir el sistema inmunológico nuestro cuerpo se expone a esta enfermedad y al generarse cortisol se pierde el equilibrio entre el estrógeno y la progesterona, un aspecto que tiene relación específica con el cáncer de mama . De hecho uno de los principales factores de riesgo del cáncer de mama, es la exposición a altos niveles de estrógenos, si hablamos de cáncer de mama hormonodependiente.
 
Una cantidad elevada de cortisol en la sangre puede alterar desde los estados psicológicos de la persona, hasta su presión arterial y  su sistema inmunológico, entre otros.
 
¿Qué síntomas se pueden asociar a dosis elevadas?
 – Irritabilidad constante.
– Sentimientos de ira.
– Ganas de llorar.
– Dolores de cabeza
– Palpitaciones e Hipertensión.
– Problemas digestivos
– Dolores o calambres musculares
– Infertilidad e interrupción de la menstruación.
– Pérdida de memoria debido a que los niveles altos de cortisol dañan la conexión
neuronal entre células cerebrales.
– Disminución de las defensas y el propio control del cortisol.
 
El cortisol se puede controlar de manera natural, es decir, tiene su propio programa para detener la segregación de esta sustancia cuando los niveles de esta hormona son elevados, pero a veces falla, y cuando esto ocurre, el sistema inmune se ve afectado.
 
¿Qué pruebas detectan si el cortisol está elevado o no?
 
Se detecta a través de una prueba de la orina 24 horas y en una analítica de sangre. La diferencia de una a otra es que en la orina vemos el cortisol que tenemos durante todo el día, mientras que en la analítica únicamente se ve en un determinado momento del día, por la mañana.
 
Por otro lado, elevadas dosis de cortisol en nuestro organismo durante un largo periodo de tiempo respondería al Síndrome de Cushing.
 
Así que ya lo sabemos, no hay que estresarse, o en su defecto, si el estrés de lo cotidiano nos afecta, lo que tenemos que hacer es buscar alguna acción o terapia para desestresarnos, ya sea haciendo ejercicio , leer, bailar o alguna terapia de relajación.
 
Como mal ejemplo personal debo decir que yo siempre he sido una persona que vive con estrés, a veces lo gestiono mejor y otras peor.
He pasado por 2 cánceres en cuestión de 8 años entre uno y otro, recuerdo perfectamente que en el primero tenía una trabajo que me formulaba un estrés constante, a ello se me juntó la pérdida de mi abuela materna, un ser al que adoraba y su pérdida no supe gestionarla nada bien, al mismo tiempo tenía problemas de infertilidad con lo cual no podía quedarme embarazada y todo esto se transformó en  una gran depresión que me duró bastante tiempo.
Mi sistema inmune bajó en picado y empecé a padecer una serie de “enfermedades” que fueron quedándose crónicas.
En mi segundo cáncer volvía a estar en situación de un fuerte estrés por muchos factores, entre ellos conflictos de pareja, y a la pérdida de mi abuela tuve que sumarle 2 pérdidas más de seres muy queridos, y una de ellas causó un gran impactó en mi estado emocional y en general.
 
En las dos ocasiones que he sido diagnosticada de cáncer me han dicho lo mismo distintos médicos, “evita el estrés, el cáncer puede ser causado por un fuerte impacto emocional, debes tomarte la vida con más calma” y una vez ya estaba con la quimioterapia sobretodo hacían hincapié en que evitara por completo las causas estresantes, ya que no favorecían para nada al tratamiento.
Y no sé si sería casualidad o no, pero lo cierto es que yo en mi segundo cáncer estuve tramitando mi separación y tuve muchísimo estrés y muchísimos conflictos durante esa etapa, y cada vez que me tocaba el control semanal para ver cómo el tumor respondía a la quimioterapia, mi tumor no respondía, simplemente o se mantenía o crecía, pero jamás se redujo ni disminuyó.
Estuve sometida a un fuerte estrés durante mi cáncer de mama hasta que por fin tomé las riendas de mi vida y supe poner cada cosa en el lugar que le correspondía.
 
He intentado varias terapias de relajación, pero no me funcionan todo lo que deberían porque tampoco dispongo en estos momentos de una elevada capacidad de concentración, así que gestiono mi estrés como buenamente puedo, que es, sobretodo, haciendo ejercicio.
 
Puedes seguir leyendo a Paris en su blog Diario de una maternidad y un lazo rosa.

Autor entrada: Mónica

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